Cuando suena el tintineo de la lluvia,
repiqueteando detrás de los cristales,
los recuerdos se agolpan a raudales
golpeando con fuerza la memoria.
Son aquéllos que inundan nuestras vidas
a veces sólo llenas de silencios,
otros hacen navegar a la deriva
los ensayos que hacemos de los sueños.
Cuando la oscuridad de la pena nos arrastra
hacia caminos y veredas transitadas
por amigos que se fueron con el alba,
unamos nuestras manos como signo de plegaria.
Dejemos que las olas del recuerdo más amado
nos mezan con cadencia de un son acompasado,
donde el amor supere a la impotencia
por no poder revivir nuestros años más preciados.
Llueve afuera y el sol detrás del arco iris
deja nubes que sueltan lágrimas al alma,
después lanza rayos con señales de esperanza
que alejan las angustias, también las añoranzas.
B.R.O.
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