¡¡¡QUÉ VERGÜENZA!!!!
No puedo revelar a Vds. cómo ha llegado
a mí una transcripción completa de la declaración de hoy de la Infanta Cristina
ante el juez Castro. Les comunico este resumen de la misma en décimas
aliteradas.
Ha llegado sonriente
a los juzgados la Infanta,
no parece que le espanta
la expectación de la gente.
‒Buenas, Señor
Presidente,
demás miembros de la
junta,
¿quién es aquí el que
pregunta?
Venga, no se ponga
tonto,
porque quiero acabar
pronto
que pronto será hora
punta.
‒No hay prisa Doña Cristina,
porque es una hora
temprana
y hay de tiempo hasta
mañana
para cerrar la
oficina.
De su marido, ¿qué
opina?
‒¡Huy!, bellísima
persona,
y ahora que me lo
menciona,
le digo en tono
sereno,
que es un hombre justo
y bueno,
orgullo de la corona.
A veces, pierde la
olla
y se pone en plan
canalla
y monta empresas pantalla,
se desorienta y se
enrolla
y yo, cuando más se
embrolla
le sugiero en un
murmullo:
Basta de hacer el
capullo,
que me cansa tanto
rollo
y no montes ningún
pollo
ni trames ningún
chanchullo.
Señor Juez, sin más
prefacios:
Si montaba empresas
sucias,
allá él con sus
argucias,
revise sus
cartapacios.
¿Que se compraba
palacios?
¿Y eso merece
desprecios
de memos, tontos y
necios?
Con buenos o malos
socios,
hace mejores negocios
quien regatea en los
precios.
Mi testimonio veraz
le expongo con
rapidez:
Caballeros, yo estoy
pez
y soy del todo
incapaz.
Si usted insiste tenaz
en hacer la estupidez
de convocarme otra
vez,
con diligencia veloz
le diré con franca
voz:
No sé nada, Señor
Juez.
LdP
Si la ley se ha de aplicar
a todos de igual manera
dejemos al reo en paz
que lo de ir a declarar
puede pasarle a cualquiera,
y... para nuestro solaz
ya está el juez para juzgar
si hay suficiente madera.
a todos de igual manera
dejemos al reo en paz
que lo de ir a declarar
puede pasarle a cualquiera,
y... para nuestro solaz
ya está el juez para juzgar
si hay suficiente madera.
El Rey ya está tranquilo, ya ha
cantado la nena,
ya le habló a su excelencia y le ha contado sus penas,
ya en su gran rostro de infanta se ha diluído el rubor.
Ya la prensa traidora ha marrado en sus tretas,
ya el futuro se alza limpio para su pequeña nieta
que podrá ser una reina libre del cruel deshonor
Ya los jueces se alzan con sus rostros severos
afirmando que nada sabe ella del dinero
que fue solo el marido quien robase el botín.
Ya el camino de rosas se abre como autopista,
ya no hay declaraciones, ya no hay pruebas, ni pistas
que señalen a nadie que no sea Urdangarín.
Mientras tanto en España los humanos mortales,
los que no tienen nada más que penas y males
solo ven que de nuevo se ha librado la infanta.
Que en España no hay nada que se llame justicia
que una mezcla de asco, de dolor e impudicia,
les anima a quejarse hasta herir la garganta.
ya le habló a su excelencia y le ha contado sus penas,
ya en su gran rostro de infanta se ha diluído el rubor.
Ya la prensa traidora ha marrado en sus tretas,
ya el futuro se alza limpio para su pequeña nieta
que podrá ser una reina libre del cruel deshonor
Ya los jueces se alzan con sus rostros severos
afirmando que nada sabe ella del dinero
que fue solo el marido quien robase el botín.
Ya el camino de rosas se abre como autopista,
ya no hay declaraciones, ya no hay pruebas, ni pistas
que señalen a nadie que no sea Urdangarín.
Mientras tanto en España los humanos mortales,
los que no tienen nada más que penas y males
solo ven que de nuevo se ha librado la infanta.
Que en España no hay nada que se llame justicia
que una mezcla de asco, de dolor e impudicia,
les anima a quejarse hasta herir la garganta.
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