Sin comentarios. Vosotros
solitos podéis hacer vuestro juicio de valor sobre este tema.
LA FEMEN 'ARREPENTIDA' SE REBELA
· «Dejas de existir como individuo... Terminas sometida» como en una secta
· Y las otras miserias vividas en año y medio de activista
El colectivo feminista Femen está podrido por
dentro. Según la disidente Alice, que prepara un libro denuncia sobre su
experiencia como activista de dicha organización internacional, la dirección
inculca en sus militantes tal grado de compromiso y disciplina que las conduce
a la alienación. «Dejas de existir como individuo, ya no piensas por ti
misma sino por el grupo», explica esta joven francesa que se oculta bajo un
nombre falso hasta que no se publique la obra. Tras año y medio a las órdenes
de la ucraniana Inna Shevchenko, nuestra protagonista decidió marcharse porque
«Femen transforma tu cuerpo y tu mente».
«El núcleo duro trata a las nuevas como carne de
cañón, exige una disponibilidad absoluta que a veces está reñida con tu
trabajo o tu vida en pareja», explica a Crónica por teléfono, desde la oficina
de su agente literario en el Este parisino. «Te cortan cualquier iniciativa, te
impiden opinar y te ocultan información. Te habías alistado para luchar contra
el sometimiento de las mujeres y terminas viéndote a ti misma sometida».
Como miembro activo del colectivo feminista, nuestra
Femen renegada ha participado en muchas de las acciones de protestas ejecutadas
estos últimos años en espacios públicos de la capital francesa, luciendo
siempre su desinhibido uniforme de combate: flores en el pelo,
pantalones vaqueros, zapatillas deportivas -por si hay que correr- y el torso
desnudo, pintarrajeado con proclamas reivindicativas.
«Al principio, todo eso me atraía. El modo de actuar y
de luchar por la causa feminista. Cuando llegas, te dices a ti misma: "Por
fin he encontrado a gente que es como yo". Y te sientes menos sola»,
recuerda Alice. «Pero hay un algo que no funciona a nivel interno y no se puede
luchar por la libertad de las mujeres cuando tu misma ves cercenada la tuya
propia. Como yo, muchas otras chicas han dejado de acudir a las convocatorias
porque no soportaban unas reglas tan estrictas. Hay una jerarquía
soterrada que nadie te explica, un silencio que te imponen en cuanto quieres
pensar por tu cuenta o haces preguntas improcedentes».
¿Por qué
quiere denunciar todo esto en un libro?
Es un gesto militante. No admito que
una asociación que lucha por la igualdad reprima de esa manera a sus
activistas. Por eso me puse a recopilar testimonios de otras que han vivido la
misma situación y lo han dejado. Escribo para advertir a quien quiera ingresar
en Femen cómo funcionan las cosas.
¿Qué la hizo
unirse a Femen?
Me gustaba su visión combativa del
feminismo y las causas en las que se implicaban. Cuando se lo conté a los míos,
me dijeron que estaba loca. Pero yo me sentía bien, siempre he sabido lo que
hacía y por qué. Al ingresar en Femen, lo primero que me advirtieron es que
podía ser peligroso. Por supuesto, recibes amenazas constantes en internet, que
dicen cosas como: «Os vamos a reventar, putas». Pero el verdadero peligro está
en que un grupo de fascistas te reconozca por la calle y te haga algo.
¿Cómo fue el
día que realizó su primer happening, medio desnuda en plena calle?
Pensé que tenía suerte de participar
en algo tan fuerte. Hay mujeres que practican topless o que se desnudan para la
publicidad o la pornografía. El cuerpo de la mujer es utilizado cotidianamente
para vender sujetadores o coches de lujo y nadie dice nada. En este caso,
estamos recurriendo a nuestra propia desnudez para defender ideas.
¿La vida de
una Femen es compatible con trabajo y familia?
Como cualquier compromiso, exige
dedicación. Se da por hecho que dedicas a la organización todo el tiempo que
puedes. Si quieres integrarte, tienes que estar disponible. Si no acudes
regularmente a las convocatorias, dudan y dejan de llamarte. Te empiezan a
hacer el vacío.
¿Son tan
duros los entrenamientos como se dice?
No son sólo físicos, sino también
psicológicos para aprender a controlarte, a esquivar los golpes y a no
responder jamás a una agresión.
¿Le han
pegado alguna vez?
Siempre se reciben golpes, pero casi
nunca proceden de la policía, que suele limitarse a neutralizarnos y llevarnos
a comisaría. La violencia viene de gente que se halla en sitios donde
realizamos las acciones.
Ahora que se
ha ido, ¿hay cosas de las que está arrepentida?
No sólo me enorgullezco de las
acciones en las que he intervenido, sino que asumo como propias otras en las
que no he participado. En las dos únicas entrevistas que Alice ha concedido
anteriormente -al diario Le Figaro y a la emisora France Info- se dice que
formaba parte del comando que se manifestó en febrero de 2013 en la catedral de
Notre Dame, para festejar la renuncia del papa Benedicto XVI. Un dato que ella
ni niega ni confirma. Ahora nueve integrantes del colectivo tendrán que
responder ante el Tribunal Correccional de París por «degradación de un
monumento protegido» y «alterar el orden en un lugar de culto». Según ha
declarado Inna Shevchenko, reivindicando «el derecho a la blasfemia», dicho juicio
es «una caza de brujas». Para Alice, lo más curioso es que «de todos los
happenings que hemos realizado, el único que ha provocado un proceso judicial
es este de Notre Dame».
¿No fueron
demasiado lejos?
Será el tribunal quien lo dictamine.
A mi modo de ver, Notre Dame es más una atracción turística que un sitio de
rezo. Los grupos de visitantes hacen tanto o más ruido que nosotras. Se ha
dicho que ofendimos a los católicos presentes. Pero lo nuestro resulta
irrisorio al lado de lo que hizo en mayo Dominique Venner, aquel historiador de
extrema derecha que se pegó un tiro en la cabeza ante el altar. Sus sesos se
esparcieron por el recinto en presencia de niños que quedaron traumatizados.
Nosotras sólo entramos en la iglesia para proclamar que los homosexuales son
seres humanos. No ensuciamos ni rompimos nada.
¿Es usted
creyente?
No.
En algo debe
de creer...
En el ser humano, en la Justicia y
la igualdad...
Abandona
Femen pero no renuncia al feminismo...
Era feminista antes de entrar en la
organización y lo sigo siendo después. Mientras no se produzca la igualdad
total entre hombres y mujeres, seguiré luchando. ¿Por qué las mujeres continúan
siendo ciudadanas de segunda? ¿Por qué no ganan sueldos equivalentes ni tienen
acceso a los mismos puestos de poder?
¿Qué opina
de la labor de las Femen españolas? Asaltaron al cardenal Rouco Varela en la
puerta de una iglesia madrileña...
No estoy al tanto de los detalles,
pero apoyo su lucha ya que el aborto es un derecho fundamental.
Aunque haya
dejado la organización, parece que le ha quedado cierto síndrome de
Estocolmo...
No puedo criticar lo que hacen. Lo
que me indigna es la falta de democracia interna y de transparencia, el hecho
de que las activistas no puedan tener iniciativas. Me consta que en España no
mueven un dedo sin permiso de París.
¿Piensa
usted que el proyecto español de ley sobre el aborto hace de España un país más
retrógrado?
Los países que se ven influidos por
la Iglesia u otros movimientos religiosos terminan por limitar los Derechos
Humanos. Primero se ataca a mujeres, luego a homosexuales y minorías étnicas...
Esta semana,
un diputado ha pedido a la Misión Interministerial de Vigilancia y Lucha contra
los Abusos Sectarios que estudie el caso con vistas a una eventual
ilegalización del movimiento. Acusa a Femen de obrar como una secta...
Creo que se equivoca. En Femen no
hay un trasfondo espiritual, no existe la figura del gurú, no se producen
abusos físicos y nadie te quita dinero.
¿Por qué cree
que molesta a tanta gente?
En estos últimos tiempos se ha
producido un regreso al orden moral, ya sea católico o musulmán. Ha vuelto el
integrismo y todo lo que concierne a las libertades de las mujeres ofende a los
lobbies religiosos. Son siempre los ultra-catos, los islamistas o la extrema
derecha quienes tienen problemas con el feminismo.
Ahora que
deja la lucha callejera para convertirse en escritora, ¿lo echa de menos?
Sí. Es algo muy intenso. Pero no
soportaba estar oprimida por la dirección. No soy masoquista.
¿Hasta
cuándo piensa mantener el anonimato?
No he querido revelar mi identidad
hasta que el libro no esté publicado. Para ello, me está ayudando el editor
Omri Ezrati. Estamos negociando con una gran editorial, pero no queremos que el
libro sea caro ni que se modifique el texto. Sé que hay reporteros tratando de
averiguar quién soy y quizá mi nombre salga a la luz antes. Pero no me preocupa
el acoso. Cuando uno lucha por la verdad, no hay nada que temer.
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