El otro día le comenté a unos amigos que, en un futuro no muy
lejano, a los que nos pasamos del peso (los gordos) nos van a tener que pedir
perdón. Sí, sí perdón… porque no puede ser que, tener más quilos de los que
dicen debemos pesar, sea la causa de todas las enfermedades, como tampoco es
cierto de que estemos así porque nos ponemos “morados” a comer. Estoy segura de
que la mayoría pasamos más hambre que Carracuca.
Claro que cuando vas al médico y si no estás gordo, no fumas y no
bebes, les rompes más de la mitad del diagnóstico.
EL MITO DE LOS ALIMENTOS QUE “ENGORDAN”
Se prescinde de ellos por su fama de calóricos, pero contienen nutrientes
muy valiosos.
Seguramente
habrá escuchado alguna vez al entendido de turno decir que no come plátano
porque es la fruta más calórica, o que para adelgazar hay que quitarse el pan o
incluso haya visto a su compañero de mesa retirar las aceitunas de la ensalada.
Son algunos de los alimentos que todavía luchan contra una injusta mala
fama, a pesar de tener un perfil nutricional muy interesante y de que, en
su justa medida, no engordan.
«Resulta miope
fijarse solo en las calorías. El aceite de oliva o los frutos secos tienen
alto contenido calórico, pero son productos enormemente valiosos. Lo que es
un sinsentido es evitar la pasta y el pan y luego comerse una bolsa de patatas
fritas y un refresco o un bollo. Tomas las mismas o más calorías pero de una
calidad inferior», asegura a ABC el doctor Esteban Jódar, jefe del Servicio de
Endocrinología del Hospital Universitario Quirón Madrid.
Es lo que pasa
con el plátano, tiene más valor calórico que otras frutas (80kcal/100 g), pero
no contiene grasa, es rico en potasio, vitaminas y minerales, y sigue siendo
más ligero que la mayoría de postres industriales.
Pan para perder peso
Tampoco
es cierto que el pan engorde. Una investigación de la Unidad de
Nutrición del Hospital La Paz de Madrid demostró que el consumo de este
alimento permite la pérdida de peso en igual medida que los regímenes que lo
excluyen y reduce a su vez el riesgo de abandono de la dieta. Al igual que la
pasta, son ricos en hidratos de carbono, que aportan una energía fundamental
para nuestro organismo. Si los elige integrales, son fuente de fibra y más
saciantes.
En opinión del
nutricionista Jesús Román, presidente del Comité Científico de la Sociedad
Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación «no tienen ningún
sentido echarle la culpa a un alimento, porque lo importante es su papel en
el conjunto de la dieta».
Del chocolate también
se ha dicho que engorda o que salen granos. Lo segundo no está comprobado y lo
primero se ha desmontado. Los resultados de una investigación de la Universidad
de Granada, publicada en «Nutrition», en la que participaron 1.458 adolescentes
europeos, mostraron que un alto consumo de chocolate se asocia con niveles más bajos
de grasa total y abdominal. Con gran poder antioxidante cuanto más
puro sea, lo recomendable es limitarse a dos onzas diarias.
Y cuando vaya a
tomar el aperitivo, no tenga miedo a la barriga cervecera
porque si su consumo es moderado (dos o tres cañas al día), y dentro de una
dieta mediterránea, la cerveza no favorece la ganancia de peso y reduce el
riesgo de diabetes e hipertensión, de acuerdo a un estudio del
Hospital Clinic, la Universidad de Barcelona y el Instituto de Salud Carlos
III. Lo que hay que vigilar es la tapa. Mejor los encurtidos, bajos en grasa, o
los frutos secos crudos (nueces, avellanas o almendras), que
son cardioprotectores.
Un puñadito de aceitunas en la ensalada o
para picar tampoco es un drama calórico. Al igual que el aceite de oliva, son
ricas en ácido oléico, beneficioso para el corazón, vitamina E y polifenoles.
Lo que sí deberíamos limitar, en opinión del doctor Jódar, es la ingesta de
grasas animales (mantequilla, tocino, paté), grasas trans (bollerías y comidas
preparadas) y azúcares simples (refrescos,
dulces). Con el resto de alimentos, la clave está en la variedad y el
equilibrio.
Algunos ejemplos
Aceitunas: Al igual que
el aceite de oliva son ricas en ácido oléico, beneficioso para el corazón,
vitamina E y polifenoles
Cerveza: Cada caña
tiene unas 90 calorías y entre sus nutrientes destacan el ácido fólico,
vitaminas B, E y D, así como hierro y calcio.
Pan: Rico en
carbohidratos, aporta vitaminas del grupo B, fósforo, magnesio, potasio,
hierro, calcio, yodo y zinc.
Plátano: Sin grasa,
bajo en calorías y con vitamina A, B6, ácido fólico, potasio y magnesio.
Aguacate: Rico en
vitaminas, minerales, aminoácidos esenciales, proteínas de alta calidad y ácido
oléico. Tiene un gran poder saciante.
Chocolate: Cuanto más
puro, más rico en flavonoides (especialmente catequinas), con gran poder
antioxidante.
Leche entera: Fuente de
calcio y de vitaminas liposolubles A, D y E. La grasa aumenta su sabor y no es
un problema, a no ser que tenga el colesterol alto o tome demasiada.
Frutos secos: Son muy
calóricos, pero un puñadito diario de nueces, avellanas o almendras tiene
efecto cardioprotector.
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