Aquí va mi última información para este año 2012 con la intención de que, si algo de lo que indica que es bueno para la salud no os gusta, lo ignoréis ya que
¡Un día es un día!
Y, además, va a hacer que nos sintamos muchísisissisimo mejor por haber transgredido algo en este año que nos deja.
¿Puedo beber alcohol si estoy medicándome?
Ángeles López | Madrid
Ángeles López | Madrid
Esta noche
junto con las 12 uvas seguramente brinde con una copa de vino, cava o champán
para recibir el nuevo año. Además, muchas personas aprovecharán para salir de
fiesta y estrenar 2013 con música, risas y alcohol. Seguramente, más de una
esté tomando algún tratamiento y se pregunten cómo les puede afectar esa mezcla
a su cuerpo. Probablemente muchas pensarán que por una noche no pasa nada pero,
¿es realmente así?
José Antonio
González Correa, profesor de Farmacología y Vicedecano de Investigación de la
Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Málaga, responde para
ELMUNDO.es las dudas más habituales sobre el consumo de alcohol y fármacos:
¿Con qué fármacos se debe evitar el alcohol?
Antibióticos,
antituberculosos, analgésicos, depresores del sistema nervioso central,
inhibidores de la monoaminooxidasa, antihistamínicos, hipoglucemiantes orales,
son grupos farmacológicos que pueden interaccionar con el alcohol. El alcohol
interactúa con una importante cantidad de medicamentos.
En función
de cómo sea la ingesta, así será su efecto. Beber esporádicamente alcohol
inhibe el metabolismo hepático de algunos fármacos, es decir, cambia el modo en
que el hígado procesa y elimina esos medicamentos. Al disminuir su metabolismo,
aumenta su actividad. En cambio, la ingesta regular de elevadas cantidades de
alcohol aumenta el metabolismo de los medicamentos y reduce su efectividad.
Por ejemplo,
la interacción del alcohol con algunos
antiepilépticos puede tener importantes consecuencias, en
ocasiones disminuye su eficacia y genera un mal control de la enfermedad. Pero
no hay que olvidar que, por sí mismo, el etilismo agudo puede precipitar una
crisis convulsiva en cualquier persona.
Los
pacientes que consumen anticoagulantes
orales deben evitar la bebida. El metabolismo de acenocumarol
[más conocido como Sintrom] o de warfarina, dos ejemplos de anticoagulantes,
puede disminuir y por tanto aumentar su efecto lo que puede derivar en la
aparición de hemorragias. Sin embargo, la ingesta crónica de alcohol
favorecería la ineficacia de estos tratamientos.
¿Es cierto que beber disminuye el efecto de los antibióticos?
Efectivamente,
cuando se toma esporádicamente, el alcohol aumenta el metabolismo hepático de estos
fármacos y disminuye su concentración en sangre, por lo que su presencia en el
lugar donde debe de hacer efecto es menor y también lo es su eficacia. Esta
falta o disminución de efecto se puede dar en macrólidos y quinolonas, que se
usan para tratar infecciones
de garganta, urinarias o respiratorias.
Por otro
lado, con algunas cefalosporinas, antibióticos pertenecientes al grupo de
beta-lactámicos, la ingesta de alcohol precipita la aparición de una serie de
síntomas. Se conoce como efecto antabús o efecto tipo disulfirán y se trata de
manifestaciones clínicas que pueden ser leves o graves, y que van desde rubor
facial (cara colorada), náuseas, vómitos, ansiedad, hasta incluso taquicardia,
hipotensión, insuficiencia respiratoria o encefalopatía.
El efecto
antabús puede aparecer también con el uso de metronizadol (antibiótico
anaerobicida y antiprotozoario), muy utilizado en las infecciones bucodentales
o en óvulos vaginales para tratar ciertas infecciones.
El
metabolismo de la isoniacida (tuberculostático) aumenta con la ingesta crónica
de alcohol, disminuyendo su eficacia.
¿Genera algún problema mezclar antiinflamatorios y alcohol?
Tanto los
antiinflamatorios no esteroideos (por ejemplo, el ácido acetilsalicílico, ibuprofeno...)
como los esteroideos (prednisona, etc.) sumados al alcohol son gastrolesivos,
es decir, producen pequeñas lesiones en la
mucosa gástrica que provocan epigastralgia (dolor de estómago),
pirosis (sensación de quemazón a nivel retroesternal causada por el reflujo del
contenido gástrico hacia el esófago) e incluso, en casos de ingestión crónica
(de los antiinflamatorios), la aparición de úlceras y hemorragias digestivas
(principal complicación de la úlcera gástrica o duodenal).
¿Y con los analgésicos?
El principal
problema se centra en el paracetamol. El alcohol aumenta la actividad
enzimática del hígado y, en el caso del paracetamol, este incremento de su
metabolismo se traduce en la aparición de un metabolito (una sustancia producto
de la transformación que sufre el fármaco en el hígado). Curiosamente, este
metabolito es un
importante tóxico para el propio hígado.
El consumo
de paracetamol debe realizarse de forma cuidadosa en todas las ocasiones, se
recomienda no superar la ingesta de 4 g de paracetamol al día. Sin embargo, el
consumo de alcohol puede provocar que la cantidad diaria de paracetamol
necesaria para producir un problema de toxicidad hepática, resulte menor.
¿Hay algún medicamento que su efecto sea potenciado con la bebida?
Como todos
sabemos, el alcohol disminuye la actividad cerebral, lo que se traduce en una
pérdida de reflejos, problemas en el habla, descoordinación de movimientos e
incluso pérdida de la conciencia y coma. El alcohol potencia los efectos de todos aquellos
fármacos que actúan a nivel cerebral, sobre todo de los que
disminuyen la actividad neuronal, los que conocemos como sustancias depresoras
del sistema nervioso central: benzodiacepinas (diazepam, bromazepam,...),
barbitúricos (pentobarbital, tiopental, ...), analgésicos opiáceos (codeína,
buprenorfina, morfina,...).
¿Puedo tomar sólo una copa para celebrar fin de año?
El problema
no llega a tanto. Salvo los fármacos que pueden generar un efecto antabús o
disulfirán, mencionados más arriba, una copa no producirá problemas mayores. Lo
importante es el consumo regular. Pero claro, ¿qué es esporádico y qué
habitual? ¿Cuánto es mucho y cuánto es poco? Más que por número de copas,
habría que tener presente la graduación de alcohol. Con una copa de vino, de
unos 100 cc, o un vaso de cerveza, de 200 a 300 cc, no habrá grandes
inconvenientes. Y si la copa de un destilado es pequeña, de 50 a 100cc,
tampoco. Pero ojo, hay que tener presente todo lo dicho.
¿Existe algún medicamento más idóneo para la resaca?
Sí, pero no
se dispensa en farmacias, comprimidos
de sentido común: beber alcohol con moderación. Sólo existen
protocolos para problemas con el alcohol serios, que consisten básicamente en
la administración de glucosa y vitaminas, pero no hay nada para evitar sentirse
mal al día siguiente. Ni beber grandes cantidades de agua ni tomar café, ni
otros remedios que se pueden encontrar por internet sirven. Hasta que no se
vayan eliminando los componentes tóxicos que ha generado el metabolismo del
alcohol, no hay nada que hacer para acelerar la recuperación.
Es cierto
que, de tomar algún analgésico, se debe evitar el paracetamol, por lo comentado
anteriormente, y elegir otro cualquiera. No obstante, estas recomendaciones son
más aplicables cuando la ingesta de alcohol y el consumo de medicamentos se
hacen de forma recurrente.
¿Qué fármacos se deben evitar después de una borrachera?
"Después
de" la intoxicación etílica el hígado ha quedado agotado en su esfuerzo
detoxificador etílico. Sin embargo, salvo aquellos fármacos que depriman el
sistema nervioso central o los que muestran potencial gastrolesivo, no habría
contraindicación formal para ninguno.
No obstante,
dependerá de muchos factores y del grado de etilismo alcanzado. Por ejemplo, la
ingestión aguda de alcohol incrementa la hipoglucemia (disminución de los
niveles de glucosa en sangre) que provoca la ingesta de los fármacos utilizados
para el tratamiento de la diabetes mellitus tipo 2. Esta interacción puede ser
particularmente importante y poner en peligro la vida del paciente.