Qué rabia me da cuando
oyes decir en la tv: “ayer una anciana
de 63 años fue arrollada por un coche cuando cruzaba la calle”…. Una anciana es una persona de más de 80 y aún
así, hoy día, hay que ver cómo vive la vida ese anciano porque se puede ser
anciano con 50 y también con 90 años.
Gracias a Dios a partir
de los 60 todavía hay vida y si no que se lo pregunten a tantos y tantos
abuelos que se ocupan de sus nietos mientras sus padres trabajan; para ellos no
existe la vejez, aunque lo sean por su salud, porque no pueden dolerse de sus
dolencias, sólo tirar p’alante, que diría un castizo.
Claro que de este
empleo tardío hablaremos en otro momento, porque tiene guasa. No hay dinero para contratar a una persona que cuide
a nuestros hijos, pero síiii para ir de copas y vacaciones mientras los que los
“cuidan” se quedan en casa descansando sus huesos y sus vidas durante esos
tiempos de asueto de sus hijos, eso sí…. después de que esos hijos sean los que
te programen hasta esos momentos de felicidad, ya que tiene que ser cuando a
ellos les venga mejor.
Señor, Señor!!!!! Espabilemossss
y aprovechemos los años que nos queden para hacer lo que nos dé la gana. Nosotros ya pagamos con nuestro sudor y
lágrimas nuestra juventud a la hora de criar a nuestros hijos.
Ratitos de nietos:
Síiiii, para malcriarlos.
Todo el día: Noooooo.
LA VEJEZ QUE NOS VIENE
La sociedad actual no prepara a las personas para vivir otros 30 años más después de la jubilación
En nuestro país, más de diez millones de personas se
encuentran entre los 50 y 69 años. La sociedad ha evolucionado tanto en los
últimos tiempos que resulta complicado prever cómo será su vida en el futuro
más próximo. Cuando una persona cumple 60 años de edad aún se espera que viva
de media otros 25, y su perfil nada tiene que ver con quienes alcanzaban esta
edad hace unas décadas.
La edad de jubilación y la vejez se distancian cada vez más
y «nuestros mayores son más jóvenes». Tanto es así que el INE calcula que la población
mayor se verá duplicada en el año 2050, por lo que resulta necesario tomar
medidas que se adapten a dar soluciones a este cambio social.
Se produce de este modo la llamada «Gerontolescencia»,
término que hace referencia a las personas que se encuentran en los grupos de
edades comprendidas entre los 55 y 75 años y, al igual que sucede en la
adolescencia (dejan de ser niños pero aún no son adultos), se encuentran «atrapados»
entre dos mundos. Uno, que les indica que aún se sienten jóvenes y otro, que
les atrae hacia la madurez.
¿Cómo afrontar la jubilación?
Según el estudio «Las personas mayores que vienen»,
elaborado por la Fundación Pilares para la autonomía
personal, con el apoyo de la Obra Social La Caixa, algunos
de los indicadores que marcan las tendencias de cambio de la futura
población mayor son:
— el alto y llamativo nivel de estudios.
— la utilización creciente de las TIC.
— unos ingresos más elevados.
— la mayor participación de las mujeres en el mercado
laboral.
— un interés más alto en participar en actividades de
voluntariado.
El informe también saca a relucir la implicación de los
mayores en la familia (el 63% de la población estudiada contribuye de
manera relevante al apoyo familiar, algunos con la totalidad de su pensión) y
el rechazo de estos a acudir a los centros sociales (el 45%
afirma que no asiste ahora ni lo hará en el futuro).
Ante estos datos y como solución para mantener el equilibrio
social, el catedrático de Sociología y experto en Políticas Sociales Europeas,
Gregorio Rodríguez Cabrero, propone promover una «solidaridad
intergeneracional» que apueste por los intereses colectivos.
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