miércoles, 9 de enero de 2013

Ayunar 16 horas al día, la última moda en EE UU




Ayunar 16 horas al día, la última moda en 
EE UU 

  • Una nueva dieta promete perder 5 kilos en una semana comiendo sólo durante 8 horas diarias





Erik Montalbán


Las dietas milagro son un fenómeno recurrente que aparece cada año –especialmente tras las fiestas navideñas y antes del verano– con la promesa de perder kilos de forma rápida. La dieta Dukan, la Atkins, la de la sopa o la de la luna son sólo algunos de los métodos que siguen millones de personas en todo el mundo en su lucha diaria contra la báscula, no siempre con éxito. La última moda de este año, sobre todo en Estados Unidos, es la conocida como «dieta de las ocho horas». El planteamiento es sencillo: coma usted lo que quiera pero sólo a lo largo de ocho horas. El resto del día, ayuno constante. Se acabó eso de comer muchas veces al día en pequeñas cantidades. Únicamente siguiendo esta recomendación, David Zinczenko –redactor jefe de la revista americana «Men's Health»– y Peter Moore prometen perder cinco kilos durante la primera semana y 1,25 kilos más cada semana. Este método, del que sus autores acaban de publicar un libro, responde a un estudio científico realizado sobre ratones y publicado el pasado mes de mayo por la revista «Cell Metabolism». Mientras que a un grupo de ratones se le permitía comer todo lo que quisiese en cualquier momento, otro grupo de estos animales tenía restringida la comida –eso sí, en cantidad ilimitada– a tan sólo ocho horas diarias. Aunque ambos grupos consumían una cantidad similar de calorías, el experimento reveló que aquellos ratones que comían a todas horas estaban más gordos que los que ayunaban durante dos terceras partes del día. Aplicado a los seres humanos, los inventores de la dieta de las ocho horas aseguran que «nuestro cuerpo es como un reloj cuyo sistema estalla» si asaltamos el frigorífico en mitad de la noche, empezamos el día con un desayuno copioso, seguimos con el aperitivo, la comida, la merienda, la cena... En cambio, si limitamos la ingesta de comida a un periodo de ocho horas diarias –el que queramos–, «nuestro cuerpo tiene todo el tiempo que precisa para procesar todo el tráfico del aparato digestivo», explican. Aseguran que los beneficios, además de la pérdida de peso, pasan por un retraso del envejecimiento, así como una disminución del riesgo de enfermedades cardiacas, diabetes, cáncer e incluso el alzhéimer. «Si comemos muchas veces al día, nuestro cuerpo no tiene tiempo de digerir el exceso de calorías y éstas acaban en nuestra tripa. Por el contrario, si alargamos el tiempo entre nuestra última comida del día y el desayuno del día siguiente, damos al organismo más tiempo para quemar la grasa». Con todo, y a pesar de las expectativas que infunden sus creadores, todas las dietas son, hasta que se prueba que funcionan, castillos en el aire.

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