LAS CUATRO ESTACIONES
LA PRIMAVERA
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EL OTOÑO
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Hay que ver la primavera,
con su luz y con sus flores,
anuncia el fin de la espera:
¡que comiencen los amores!
Quien se casa en primavera
y encima está enamorado,
no pondrá jamás barreras
a ese amor que ha despertado.
Y es que durante ese tiempo
el sol inunda la vida
y te anima a que no dejes
que muera tu fantasía.
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El otoño tiene cientos
de bellas tonalidades,
las hojas las lleva el viento
para aliviar los pesares.
Si tienes males de amores
cuando los días se acortan,
mejor que los abandones
porque ya nada te aportan.
Y has de tener muy en cuenta
que, si se cierra una puerta,
siempre hay miles de ventanas
esperando a ser abiertas.
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EL VERANO
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EL INVIERNO
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El verano retozón
nos trae, junto a sus calores,
un millón de sensaciones
que alegran el corazón.
En esta etapa del año
somos más condescendientes,
si alguien nos hace daño
lo olvidamos fácilmente.
Y es que el amor y el sosiego
si van juntos en la vida,
aunque te quedes sin juego,
te hacen ganar la partida.
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El invierno con sus nieves
nos trae la melancolía,
pero, aunque tú canas peines,
el sol sale cada día.
La amistad es lo primero
que debemos valorar,
pues si el cariño es sincero
nunca nos defraudará.
El invierno es a la vida
como un álbum de recuerdos
que, si no les das salida,
es como si ya hubieras muerto.
B.R.O.
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