PREGUNTAS
De repente me encontré
haciéndome un montón de preguntas. ¿Por qué mi vida ha sido así? ¿Qué es lo
que ha hecho que la viva de la forma en
que la he vivido? ¿Cómo escogí a los que me rodean para compartir con ellos
todos los momentos, buenos y malos, que me tocarían vivir? ¿Fui yo? ¿Fueron ellos?
¿Fue el azar? ¿Fue el destino?.... Y mi cerebro seguía haciendo y haciendo preguntas
y más preguntas, para las que yo no tenía respuesta.
Miraba a mi alrededor
intentando comprender y encontrar aunque sólo fuera un respuesta, pero era
inútil, no había indicio alguno que pudiera darme una pista de por dónde debía seguir
para poder encontrarlas.
Y pensé...., si mi mente me hubiera
hecho estas preguntas antes, ¿podría haber cambiado algo de mi vida? ¿habría podido
decidir quién o quienes estarían conmigo, sin que hablara el corazón? Y de
nuevo otra pregunta: ¿Es el corazón el que decide?, ¿es la razón?, ¿los
sentimientos tienen que ver a la hora de aceptar las situaciones?... Nada….,
seguía igual, sin saber qué contestar a esa mente que seguía insistiendo en
obtener respuestas que yo no podía dar.
¿Por qué esto y no aquello, que
a lo mejor me habría llenado más? ¿Por qué éste y no aquél, que es
posible que me hubiera amado más? ¿Por
qué ahora este afán de saber? ¿Qué resorte ha hecho saltar por los aires la
tranquilidad de mi corazón? Corazón, ¿he dicho corazón? ¿Y por qué paso ahora
de la mente al corazón?
Y entonces me dije: ¡Basta! tengo
que relajarme para poder pensar con claridad y no dejar que los pensamientos
puedan conmigo.
Abrí la ventana y una suave y
fría brisa me rozó la cara y, al momento, comprobé que mi sienes dejaban de
latir con tanta fuerza, lo que hizo que, poco a poco, me fuera tranquilizando.
Miré al cielo, que se me antojó más azul que nunca y, al cabo de un rato de
estar en silencio, empecé a sentir como si alguien hablara en mi interior,
como si estuviera susurrándome al oído.
Me decía que las respuestas las
hallaría en mi corazón, que es en ese lugar donde Dios se encuentra más cómodo
y desde donde trata de ayudarnos, para elegir los caminos más convenientes. Sí, ya sé, seguía
diciéndome, que, a veces, nos preguntamos por qué no se opone cuando sabe que
vamos a sufrir por una decisión equivocada, y entonces recordé que en una
ocasión alguien me dijo que el Señor traza a nuestro alrededor un círculo de
amor donde pone todas nuestras capacidades para que las utilicemos con
libertad.
Y me seguía comentando: lo
primero que debes hacer es mirar siempre dentro de tu alma, para poder
interpretar sus palabras y esos silencios que muchas veces no entiendes, y que
será desde ese rinconcito desde donde comprenderás que todo sirve para hacernos
crecer y para que no volvamos a caer en los mismos errores, donde encontraremos
la fuerza suficiente para afrontar con valentía cualquier decisión que debamos
tomar y también nos enseñará a valorar lo mucho o poco de bueno que hayamos
sido capaces de conseguir.