Bueno, señor@s, aquí va otro
consejito que, según parece, va de maravilla para un montón de cosas
relacionadas con la salud.
Claro que si tuviéramos en
cuenta todo lo que nos dicen que es beneficioso para nuestro maltrecho
cuerpecito serrano, no pararíamos de comer, beber todas esas cosas recomendadas
en todo el día, lo que supondría que no tendríamos ni un solo momento libre
para disfrutar de otras cosas que la vida nos ofrece.
De todas formas, una cañita
bien fría con un "pinchito" alegra la vida a cualquiera, así que,
aunque sólo sea por eso, nos tomaremos esa cervecita y, si de paso, nos arregla
algún que otro hueso maltrecho por la artrosis y nos hace recobrar algo de memoria, pues miel sobre ojuelas.
LA CERVEZA DISMINUYE LA «AGRESIVIDAD» DE LA OSTEOPOROSIS Y EL ALZHEIMER
El consumo moderado de cerveza tiene efectos beneficiosos en el embarazo, la lactancia, la menopausia e, incluso, ayuda a combatir o a disminuir la "agresividad" de la osteoporosis y del Alzheimer. Esto se debe a que contiene silicio, mineral que interacciona con el aluminio, causante de la aparición de la demencia y de otros desórdenes neurodegenerativos.
Así lo ha asegurado a Europa Press el jefe de la sección de Ginecología del Hospital Universitario Puerta del Hierro de Madrid, Tirso Pérez, y coordinador del libro 'Mujer, Ginecología y Cerveza', editado por la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO). Un manual en que se analizan los diferentes beneficios que aporta la cerveza en la salud de la mujer.
"La cerveza es una bebida natural y con bajo contenido en calorías, en alcohol y no contiene ni grasas ni azúcares. Por el contrario, posee una cantidad importante de hidratos de carbono, vitaminas y proteínas, por lo que su consumo moderado es bueno para salud dentro de una dieta equilibrada", ha comentado Pérez.
Se trata, por tanto, de una bebida fermentada y elaborada a partir de ingredientes naturales --agua, cebada y lúpulo-- y contiene diversos nutrientes como vitaminas del grupo B --especialmente ácido fólico--, y fibra y minerales como el silicio, potasio, magnesio y sodio. Por ello, según ha asegurado el experto, aporta "más beneficios" al organismo que el vino, cuyo consumo se suele aconsejar para cuidar la salud cardiovascular.
"Todas estas afirmaciones están basadas en artículos científicos que han demostrado todos estos beneficios. Las bondades que desde siempre se han achacado al vino son iguales que las de la cerveza, pero ésta además contiene ácido fólico y silicio, por lo que se puede considerar que es más saludable", ha recalcado el coordinador del libro.
Ahora bien, según ha matizado, se trata de un consumo moderado, no abusivo y siempre teniendo en cuanta el peso de la persona. En términos generales, se recomienda a las mujeres beber diariamente entre una y dos cañas de cerveza, ya sea con alcohol o sin alcohol, y a los hombres entre dos y tres.
El ácido fólico es una vitamina esencial para el sistema nervioso, dado que ayuda a regenerar las células, los niveles de homocisteína --factor de riesgo en enfermedades cardiovasculares--, disminuye el riesgo de malformaciones en la médula espinal y previene gran parte de los defectos del tubo neural en el nacimiento.
En este sentido, la cerveza es una fuente importante de ácido fólico y su biodisponibilidad es muy elevada. Por este motivo, el experto ha recomendado a las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia que consuman cerveza sin alcohol dado que reduce el estrés oxidativo tanto de la madre como del niño tras el parto, y la actividad antioxidante en la leche materna.
"El ácido fólico es una vitamina necesaria para el correcto desarrollo de los fetos y previene algunas alteraciones asociadas a la gestación. Por ello, durante el embarazo y la lactancia es recomendable el consumo moderado de cerveza sin alcohol dado que, gracias a sus antioxidantes, beneficia tanto a la madre como al hijo", ha subrayado Pérez.
Este afecto antioxidante de la cerveza ayuda también en el periodo de la menopausia, al igual que las vitaminas, la fibra o los fitoestrógenos naturales que contiene y que consiguen ayudar a prevenir las patologías derivadas del descenso de estrógenos, propio de esta etapa. De hecho, diversos estudios científicos han demostrado que el consumo de fitoestrógenos naturales en la dieta puede llegar a retrasar la menopausia en unos dos años.
Asimismo, los polifenoles de la cerveza pueden también participar en la protección contra enfermedades cardiovasculares y en la reducción de los fenómenos oxidativos responsables del envejecimiento del organismo. En este sentido, el especialista ha informado de que se ha comprobado científicamente que, tras un consumo moderado de cerveza, el colesterol bueno (HDL) podría experimentar un aumento en sangre, lo que se asocia a un mejor riesgo de cardiopatías isquémicas.
Por otra parte, el experto ha aseverado que la cerveza ayuda a combatir o retrasar la aparición de enfermedades tales como el Alzheimer o la osteoporosis. En concreto, esta bebida contiene flavonas que tienen un efecto estrogénico "importante", inhiben la pérdida de masa ósea y estimulan la secreción de calcitonina que impide la resorción ósea y estimula su formación.
Además, la diadzeina y genisteina, presentes en el lúpulo y en la cáscara de la cebada, tienen un efecto protector sobre el hueso; el silicio incrementa la densidad ósea y promueve la formación de colágeno; el magnesio ayuda en el metabolismo y en la absorción de calcio; y el zinc, cobre y manganeso estimulan la formación ósea y el desarrollo normal del hueso.
"La
cerveza no es tratamiento de ninguna enfermedad pero sí tiene estos compuestos
que ayudan a prevenir la aparición de estas enfermedades. Además, se está
comenzando a hablar de que puede tener un efecto anticanciogénico dado que
posee mecanismos por los cuales se combate el cáncer", ha indicado Pérez,
para concluir negando el mito de que la cerveza engorda. "Un consumo
moderado al día sólo aporta entre 150 y 180 kilocalorías, por lo que no es
cierto que engorde", ha zanjado.
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