miércoles, 3 de octubre de 2012

Cristo de la Sala



Esta imagen corresponde al Cristo de la Sala, también llamado "el Cristo de las miradas".  Sale en procesión, todos los años, el tercer domingo de septiembre y se pasea por las calles de Bargas. Esta procesión está declarada de interés turístico regional. Durante todo el recorrido miles de bagueños, hombres, mujeres y niños, ataviados con el traje típico, van acompañándole, con velas encendidas, dando una sensación muy especial y  bella, según podéis ver en la foto.


Bargas es un pueblo de origen celta. Según los expertos en estas lides, el nombre de Bargas significa : "Casas en lo alto de un cerro".  Se encuentra a 10 kms. de Toledo y a 60 kms. de Madrid. Es un pueblo conocido por su pan, pan que ya llevaban hasta El Escorial en época de Felipe II. También hay un dulce típico, con denominación de origen, "las marquesitas".  Es un pastelito realmente delicioso hecho a base de almendra molina, miel y huevo.....  Hummm, se me hace la boca agua, lo que pasa es que a los que nos sobran unos "gramitos" de peso no nos conviene abusar.

Volvamos al calificativo de "Cristo de las miradas". Como en todas partes, aquí también hay gente creyente y no creyente pero, cuando el Cristo pasa por las calles de Bargas, todos, creyentes o no, alzan sus miradas para contarle sus penas/alegrías y pedirle por su gente y que nadie hable mal de él porque se parten el alma defendiéndole.  

Ya se sabe que Cristo es el mismo en todas partes, pero en cada ciudad o pueblo, las vivencias con tus seres queridos son las que marcan que te inclines más a una advocación que a otra y aquí el que reina es el Cristo de la Sala.

Pués a este Cristo le he escrito varios poemas, que adjunto, y espero que a través de ellos podáis comprender mejor el sentir de un pueblo hacia su Cristo y el recuerdo permanente a sus seres queridos.


 
TERCER DOMINGO

Ya sale el Cristo, madre, ya sale el Cristo,
por esas puertas falsas de nuestro templo,
y mientras va saliendo mira hacia el cielo
e invita a acompañarle a los que ya se fueron.

Como cada septiembre viene al encuentro
de todos los bargueños, de nuestro pueblo,
para traer aliento, paz y consuelo  
a todos los que tienen penas muy dentro.

Aunque viene clavado a ese madero
donde nace el dolor por los pecados,
Él quiere pasearse a nuestro lado
porque su AMOR es grande y verdadero.

Un amor generoso que redime,
que olvida todo aquello que le duele,
  que llena de esperanza, que no muere
y da la mano incluso al que le hiere.

En esa noche mágica, llena de estrellas,
se inflama el corazón de los bargueños
y en silencio le envían sus plegarias,
le cuentan sus fracasos y sus sueños.

Ya vuelve el Cristo, madre, ya vuelve el Cristo,
ya vuelve a su morada y está contento
porque ha visto que en Bargas tiene su reino,
y ellos vuelan de nuevo, vuelven al cielo.
 
B.R.O.

 
¡¡BARGUEÑOS!!

Oye, bargueño, ponte tus mejores galas
que esta noche sale el Cristo, nuestro Cristo de la Sala,
y quiere le acompañemos por nuestras calles y plazas,
para abrazarnos a todos como señal de esperanza.

Escucha, bargueña, ponte el mandil  y la falda,
y tu mantón de manila, aderezos y arracadas,
y enciende bien esa vela que hace a la noche mañana,
para que alumbre el camino, para poder ver su cara.

Y engánchate al corazón del Cristo de las miradas,
con los ganchos del amor, de la fe, con toda el alma,
y si has de pedir perdón hazlo con todas tus ganas
porque Él devuelve el calor a la noche más helada.

Aunque tu creas que en la cruz su voz se quedó callada,
si escuchas al corazón oirás muy bien sus palabras.
Te  susurrará al oído y te hablará de un mañana
que si es con Él será bello y no has de sufrir por nada.

Venga, bargueño, olvida ya tu añoranza,
que te ha dejado dos ángeles con sus alas desplegadas,
para quitarte las penas, para enjugarte las lágrimas,
para mostrarte el camino que lleva hasta su morada.

Vamos, bargueña, guarda ya tus arracadas,
deja que duerman silentes junto con esas enaguas,
esperando ver de nuevo la noche más estrellada,
la noche que para el Cristo tú eres su mejor alhaja.

 B.R.O.

 
DE NUEVO SEPTIEMBRE

De nuevo el tercer domingo, ¡Señor, cómo pasa el tiempo!,
si parece que fue ayer cuando hablaban los silencios.
Ya han empezado las prisas y nos entra el desaliento,
por todo lo que hay que hacer hasta llegar a tu templo.

Y con tanta desazón, pienso para mis adentros:
Yo este año no me visto, porque ya voy para viejo.
Pero el baúl te reclama y contienes el aliento
y miras lo que guardaste, como ayer ellos lo hicieron.

Y las arrugas nos gritan que eso no es impedimento,
que el amor es el que manda, que no es el entendimiento.
Que el mantón, las arracadas y el traje de los bargueños,
pasan de manos en manos, desde sus primeros dueños.

Ya estamos entre las filas, junto con hijos y nietos,
esperando acompañarte, aunque nos duelan los huesos.
Y se apagan las farolas y se estremece este pueblo
cuando ve por fin tu cara mientras sales a su encuentro.

Y empieza la procesión y, justo en ese momento,
las velas chisporrotean y se mueven los pañuelos,
y nos envuelve una paz que nos cala muy adentro,
y empezamos a pedirte por todos los que queremos.

“Cristo, mil gracias te doy por la fe, por ser valiente.
 Cristo, perdió su trabajo, haz que ella pronto otro encuentre.
Cristo, te pido salud y un poquito más de suerte.
Cristo, de él no te olvides a la hora de su muerte.”

¿No le notas? ¿No le sientes?
¿No late tu corazón a un ritmo mucho más fuerte?
El ha dejado la cruz… El ha vencido a la muerte…
El rompió nuestras cadenas… El camina entre la gente…

 B.R.O.

TE SIENTO CERCA
Hoy que camino sin fuerzas por las sendas de la vida,
que busco y no hallo respuesta a tanta desesperanza,
que mis manos están secas y no encuentran la salida,
y mis labios ya no saben ni rezar con esperanza.

Hoy quiero saber de ti, aunque mi fe no es muy firme.
Hoy quiero que tú me abraces, para ahogar este temor.
Hoy quiero escuchar tu voz llamándome por mi nombre.
Hoy quiero ser solo un hombre y llorar este dolor.

Deseo sentirte cerca y escucharte con el alma,
que tu aliento de confianza a mi interior le de calma,
y aunque tú sabes, Señor, que mil veces te he negado,
te necesito a mi lado para ser de nuevo yo.

Anhelo poder oír que estoy en tu corazón.
Espero poder volver al camino que mostraste.
Las dudas que en mí sembraste
volaron al ver la cruz  que dio la liberación.

Quiero sentir la dulzura de tus ojos al mirarme.
Quiero que cale muy dentro el mensaje de tu voz.
Quiero sentir que tu luz va guiando mi camino.
Quiero llegar a ser digno de contar con tu perdón.

Te siento cerca de mí, cuando a su fin llega el día.
Te siento cerca, mi Dios, aunque tenga el alma herida.
Te siento cerca, Señor, cuando ayudo a mis hermanos,
cuando les tiendo la mano y les hablo de tu amor.
  
B.R.O.

CUANDO ESTÉ CANSADO
Señor, cuando esté cansado, triste y abatido,
sin tener ya fuerzas de seguir camino.
Cuando ya no pueda ni sentir el frío,
hazme que yo sienta que cuento contigo.
Ven a recordarme que hay nuevos comienzos.
Ven a confortarme con tu abrazo amigo.

Cuando el alma rota tenga por la pena.
Cuando guarde dentro todo el desaliento.
Cuando ya mis pasos no hagan más vereda.
Cuando ya no entienda todo este silencio.
Déjame llorarte todas mis tristezas
Déjame expresarte todo lo que siento.

Haz que yo comprenda que el árbol se dobla,
se agita, estremece, deshoja, pero queda erguido
para darnos sombra, para dar cobijo.
Que a todas sus ramas volverá el rocío.
Que habrá nuevos frutos, se harán nuevos nidos,
para darle vida y para inundarle de bellos sonidos.

Hazme compañía hasta que yo entienda
que el sol que me inunda sale cada día.
Que mi pena puedo yo dejar atrás.
Que puedo llorar más por alegrías.
Muéveme en el alma, vuélveme a mí mismo.
Muéstrame la forma de no ser vencido.

Hazme ver que hay puentes para pasar ríos.
Que también hay alas para los abismos.
Y que cada día nos trae nuevas flores,
nos trae esperanza, nos da nuevos bríos.
Ven a despertarme si por el cansancio me quedé dormido
y haz que yo comprenda que puedo, mi AMIGO.
 
B.R.O.

DE TU CRUZ A MI LIBERTAD
 
Hoy volvemos a encontrarnos frente a frente.
Hoy se vuelven a cruzar nuestros caminos.
Hoy se agolpan tus palabras en mi mente.
Hoy comprendo que tu amor es mi destino.

De nuevo quieres instalarte en nuestras almas
y buscas con anhelo al que más sufre,
al que trabaja con tesón por los que amas,
a los que el tiempo del dolor les dio de bruces.

A todos los que se han comprometido
para aliviar las lagrimas de otros.
A aquéllos que llevan consuelo al oprimido,
y procuran aportar esperanza a muchos otros.

Quiero aprender de Ti, de tus entregas.
Quiero enterrar también la venganza junto al odio.
Quiero llorar y perdonar todo el oprobio,
pues no sacia ni acalla el dolor de nuestras penas.

¿Un nombre? ¿Una cruz? ¿La soledad?
Tres palabras que completan nuestra vida.
Aunque a veces no encontremos la salida:
Del calvario “de tu cruz” vio la luz “mi libertad”.

 B.R.O.


EL CRISTO DEL AMOR
 
Te amarraste a una cruz porque quisiste
dar no sólo tu amor, también la vida.
Por todas nuestras culpas te rendiste
y eludiste elegir mejor salida.

¿Por qué al verte así me siento triste?
¿Por qué no entiendo que aceptes los desprecios?
¿Por qué morir por nosotros decidiste?
¿Por qué a veces no comprendo tus silencios?

¿A quien le contaré todas mis penas?
¿Adonde iré a buscar yo mi consuelo?
Si mi alma sin ti no está serena, 
y sentir tu presencia es lo que anhelo.

Se refleja, Señor, en toda tu persona
 lo que tienes de humano y de divino
y has querido mostrarnos el camino
confirmando que todo por AMOR tú nos perdonas.

Has venido a demostrarnos con tu muerte
que después de ese calvario hay otra vida,
donde el alma queda al fin ya redimida
y así poder estar contigo eternamente.
 
B.R.O.

LA CRUZ

¿Por qué siempre tu cruz perturba tanto?
¿Por qué el temor incita a no mirarla?
¿Por qué  la sinrazón quiere enterrarla
para evitar que su luz siga alumbrando?

Pretenden que vayamos a otras sendas,
que el silencio se instale en los caminos,
que se anule toda clase de conciencias
y que un velo de sombras sea el único destino.

Quieren que todos empecemos a negarte
porque están muy lejos, porque están distantes,
porque no comprenden que al sacrificarte
nos diste una vida para no ir errantes.

Dales de beber de ese agua viva
que apaga toda sed y sacia el hambre.
Muéstrales de nuevo las heridas,
que metan sus dedos, que los clavos hablen.

Señor, no les dejes seguir con esa afrenta.
No permitas que una ley pueda contigo.
Haz que se recobre la consciencia,
para evitarnos sucumbir en el abismo.

 B.R.O.

¡¡¡MADRE!!!
Te ve pasar tu madre con gran duelo,
arrastrando un madero hacia la cima,
también te han coronado con espinas
y por tres veces dejan que caigas en el suelo.

Mientras subes al calvario Tú la encuentras
y en sus ojos se refleja la amargura,
ella quisiera abrazarte con ternura
para amainar ese dolor y esas afrentas.

 Al cruzar sus miradas contenidas
Jesús recuerda ahora otras caídas,
cuando, a base de cariño y con paciencia,
María le curaba las heridas.

Tuviste que vivir ese calvario
y llegar hasta el fin, hasta el sudario,
morir en la cruz entre ladrones
por querer robar tan sólo corazones.

Y te llega el final y cuando expiras
nos dejas a María como Madre,
confirmas que después hay otra vida
donde vivir felices junto al Padre.
  B.R.O.

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