martes, 19 de marzo de 2013

El Papa del “fin del mundo”




Francisco, el Papa del “fin del mundo”

 

PABLO SEBASTIÁN
Jesuita, americano, argentino, el nuevo Papa se llama Francisco, tiene 76 años, está considerado un “moderado” cercano a los problemas de los fieles de la Iglesia y era hasta el día de ayer el cardenal arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio. Un Papa que, en cierta manera representa un cambio importante en el seno y la cúpula de la Iglesia Católica, por cuanto se distancia de las recientes intrigas y luchas de poder de la Curia vaticana. Y también por su trayectoria y su condición de jesuita americano (“parece que los cardenales han ido a escoger al nuevo Papa al fin del mundo”, dijo en sus primeras palabras) frente a los dos papas anteriores más integristas, Juan Pablo II y Benedicto XVI, porque puede que Francisco I esté en la mitad del camino que va de sus predecesores a Juan XXIII.
Un Papa americano, por primera vez en la historia del Vaticano (todos los anteriores Papas fueron europeos), hispanoamericano que habla castellano como su lengua materna y con claro acento argentino, lo que constituye un reconocimiento por el colegio de los cardenales no solo de su persona sino también de la fuerza de la Iglesia Católica en toda América Latina. Y, dada su condición de jesuita, un reconocimiento a la labor a la Compañía de Jesús, que fundara San Ignacio de Loyola, en todo el mundo.
Un dato este último que habrá sido apreciado en el Cónclave por los cardenales de Asia, África, América y España, frente al núcleo duro italiano y europeo. Y lo que habrá facilitado su victoria en la quinta y a la vez última votación, tras las eliminaciones sucesivas de los que parecían candidatos favoritos y hombres fuertes de la Curia, que han quedado finalmente relegados. De hecho se cuenta que, en el anterior Cónclave de 2005, el cardenal Bergoglio había recibido entonces el voto de muchos de sus compañeros. Se llegó a decir que incluso había quedado finalista con Ratzinger.
Y se subraya que como una persona más cercana al pueblo dista mucho de las últimas intrigas vaticanas de las que ahora tendrá todas las noticias pertinentes, al acceder al informe secreto del ‘Vatileaks’ que le ha dejado su antecesor Benedicto XVI, con el que ahora conversará el nuevo Papa Francisco I. El que nada más salir al balcón de la Plaza de San Pedro dedicó palabras de elogio y oraciones para el Papa emérito Ratzinger. Antes se presentó a los allí congregados como el obispo de Roma y luego pidió a los presentes que rezaran en silencio por él y finalmente les ofreció su bendición.
Sin duda una gran sorpresa para todo el mundo, y sobre todo para los medios de comunicación, aunque puede que no para muchos de los cardenales que participaban en el Cónclave que ya llevaban en su mente la intención de votar al cardenal Bergoglio, quien a buen seguro fue ganando adeptos hasta conseguir la mayoría o más de los dos tercios (77 votos) del colegio de electores (115).
Una gran sorpresa para los medios de comunicación y también para los católicos de todo el mundo. Y sobre todo una esperanza de cambio y de modernidad si es que el Papa Francisco I inicia un camino de renovación y a la vez pone orden y se enfrenta a todos y cada uno de los problemas de la Curia romana que, sin duda, habrán influido en la renuncia y la marcha de Benedicto XVI. Y sorpresa y puede que alguna reticencia puede que haya causado entre algunas congregaciones y prelaturas de la Iglesia, por ser Jesuita, como los seguidores de Comunión y Liberación, a los Neocatecumenales, Legionarios de Cristo y el Opus Dei, que quizás hubieran preferido un Papa mas integrista y conservador.
Para España, el Papa Francisco, como hispanoparlante y a la vez latinoamericano, esta es una buena noticia y parece probable que los cinco cardenales españoles que acudieron al Cónclave le han dado su voto. Y qué decir para Suramérica, Argentina y Buenos Aires, aunque ahora se recuerda que no se enfrentó a la dictadura militar que tantas atrocidades cometió en su país. Sin embargo es a partir de ahora cuando conoceremos al nuevo Papa y el rumbo que impondrá en la Iglesia Católica, tan necesitada de un nuevo impulso y de un “pastor”. Francisco I ha dicho que los cardenales fueron a elegir al nuevo Papa “al fin del mundo”. Precisamente de allí, de la tierra de fuego, ha de venir su innovación.

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