¿Quién puede decir que nunca ha pasado por
estos estados de ánimo? Creo que nadie. Cuando
se te presentan estas circunstancias, a pesar de que nos den los entendidos un
montón de sugerencias para salir del atolladero, nos resulta casi imposible si
las personas o las circunstancias que nos rodean no ayudan. Ya sé que somos nosotros mismos los que
debemos poner toda la carne en el asador, pero cuando interviene el alma y el
corazón en nuestros problemas nos cuesta Dios y ayuda poder salir de ellos.
De todas formas, tengámoslo en cuenta para
actuar con seguridad y rapidez porque la tristeza se instala con mucha más
facilidad de lo que se piensa y te mina poco a poco.
DIEZ PAUTAS PARA ELIMINAR NUESTRA BASURA EMOCIONAL
La psicóloga Ciara Molina afirma que pensar en
positivo nos hace actuar en positivo, y al revés.
El caso de
la psicóloga Ciara Molina es
excepcional. Ella misma cuenta cómo fue la primera sorprendida al ver el éxito
de Psicóloga Emocional,
su perfil en Facebook. En ella decidió mostrar una cara de su profesión mucho
más amable y cercana, «que intentase llegar al corazón de las personas».
Lo fue llenando de frases positivas, canciones optimistas, debates abiertos,
pinturas... y consiguió crear una especie de consulta virtual donde todos
participaban y se ayudaban los unos a los otros. «Me dí cuenta de la gran
necesidad que tiene la gente de expresar sus sentimientos, e Internet resultaba
un medio que, lejos de parecer frío, facilitaba este contacto desde la
salvaguarda del anonimato si así se requería», explica. La demanda fue tan
grande, que se animó a probar intervenciones terapéuticas a través de tres
medios virtuales: correo electrónico, chat y videoconferencia.
La evolución
fue bastante lenta al principio pero «había que perder el tiempo a esta nueva
manera de aplicar la psicología». Hoy puede decir que tiene más de un millón de
seguidores. «La gente tiene mucha necesidad de encontrar su equilibrio
emocional y la página es un medio de fácil acceso donde poder expresarse y
aprender sobre sí mismos», cuenta. Depresión, ansiedad, estrés... abundan
entre las consultas realizadas. «Como psicóloga estoy acostumbrada a paliar
estas dolencias pero, ¿no sería más interesante prevenirlas?» se pregunta esta
profesional. Esta misma idea le ha llevado a escribir el libro «Emociones expresadas, emociones superadas»,
donde pretende enseñar toda una serie de técnicas que ayuden a las personas a
gestionarse emocionalmente de una forma sana.
1.
Pensamientos positivos o negativos, tú eliges. Según Molina, «los pensamientos
negativos generan una enorme cantidad de malestar, y su manifestación común es
la ansiedad». Los positivos, en cambio, provocan todo lo contrario a nivel
emocional. Así, con afirmaciones positivas, lograremos modificar el pensamiento
a través del uso del lenguaje. Se trata, prosigue esta experta, «de que te
creas lo que te dices, no solo que te quedes con las palabras: "me
quiero", "me valoro", "soy capaz"... Hay que animarse
a potenciar aquello que quieres atraer y tu pensamiento abrirá el camino
emocional que te ayudará a alcanzarlo», asegura.
2. Creando
expectativas, acumulando frustraciones. Tendemos a fijarnos demasiado en lo que consideramos
que nos hace falta, y esto nos dificulta poner atención en lo que somos,
sentimos y pensamos en nuestro día a día. No podemos saber lo que v a pasar de
aquí a cinco años, pero sí podemos gestionar adónde queremos llegar dando
pequeños pasos desde el hoy. «La mejor manera de no excedernos en nuestras
expectativas será establecer pocas y a corto plazo, al hacerlas alcanzables
ganaremos confianza», asegura Molina.
3. La
actitud determina el estado de ánimo. ¿Alguna vez has tenido la sensación de vivir un día
pésimo desde que te levantas hasta que te acuestas? o, por el contrario, ¿no te
ha pasado que de repente sientes que te comes el mundo y que todo lo que
acontece a tu alrededor parece estar en sincronía contigo? «Lo que determina
uno u otro es la actitud con la que nos enfrentamos a él», afirma esta
psicóloga. «El mundo según lo vemos no es más que un reflejo de nuestro estado
interior: cuanto más optimistas seamos a la hora de interpretar lo que nos
pasa, mejor valoración haremos de nosotros mismos (autoestima) y mejor
adaptación al medio tendremos. Por tanto, toda actitud positiva comienza por
tener una autoestima saludable».
4. Voluntad
sin acción es papel mojado. Cuando nos sentimos decaídos, lo primero que perdemos
es la voluntad. «Sabiendo que la voluntad es nuestra capacidad para decidir si
realizar un determinado acto o no, ¿por qué escoger quedarse en la oscuridad
pudiendo ver la luz?», se pregunta Molina. Para tener una buen a predisposición
a la acción voluntaria ella aconseja ser receptivo, priorizar los pasos,
visualizar positivamente aquello que queremos que suceda...
5. Salir de
la zona de confort, definiendo
zona de confort como todo aquello que nos rodea y con lo que nos sentimos
cómodos. ¿Cómo salir de la zona de confort? Molina aconseja al respecto
explorar nuevos horizontes y dejar que la vida nos sorprenda. «Perder el miedo
a avanzar, a descubrir nuevos mundos y buscar oportunidades que nos aporten
nueva sabiduría. Cuando decidimos explorar más allá de los límites que nos
autoimpusimos empezamos a entrar en lo que se conoce como la "zona de
aprendizaje"».
6. Quiero,
puedo, me lo merezco. «Tenemos
que tener claro que lo que nos define no son las opiniones positivas que los
demás puedan tener o las críticas a las que nos veamos expuestos, sino la
valoración que hacemos de nosotros mismos. Es decir, de la autoestima», señala
Molina.
7.
Autoestima: camino al bienestar. Para hacer que mejore, esta psicóloga recomienda que
«nos aceptemos, tengamos confianza plena en lo que hacemos, nos cuidemos a
nosotros mismos, seamos autosuficientes emocionales, aprendamos a poner
límites, realicemos autocrítica constructiva, sepamos que somos los únicos
responsables de lo que nos pasa, nos dediquemos un momento al día solo para
nosotros, y apostemos por el sentido del humor, entre otras muchas cosas que
podemos hacer».
8.
Aceptación, pero no olvido. No se olvida, se supera, dice Molina. «Superamos relaciones, miedos,
malestares, frustraciones, pérdidas y heridas emocionales. Eso sí, el dolor
es inevitable, pero el sufrimiento es opcional y pensar constantemente en
borrar nuestros recuerdos negativos no hará más que hacerlos más conscientes»,
afirma. Por eso para que un malestar se supere no podemos negar que exista,
necesitamos admitirlo para cambiarlo», añade.
9. Críticas,
¿constructivas o destructivas? Lo que diferenciará que una crítica sea catalogada de
constructiva o destructiva será la intención con la que se dice, las palabras
que se escogen y la manera de decirla. «Pero por muy destructiva que sea la
crítica, si no se le da importancia, no se vivirá como una ofensa».
«Asimismo, cuando seamos nosotros los que formulemos la crítica, no debemos ser
apresurados a la hora de opinar, debemos dejar claro el aprecio, basarla en el
respeto, y expresarla en el momento adecuado... además de ser conscientes de
que el otro tiene derecho a réplica», recuerda.
10. La comunicación, por último, como base del equilibrio
emocional. Resulta imprescindible
saber comunicarnos, entendernos y comprendernos los unos a los otros. Una buena
o mala comunicación puede marcar la diferencia entre tener una vida feliz o
tenerla llena de problemas. Para que la comunicación sea efectiva y
emocionalmente sana partiremos de las siguientes premisas: Tendremos la actitud
adecuada, nos centraremos en un tema en concreto, escucharemos con atención,
nos expresaremos de forma clara y directa, diremos lo que pensamos y sentimos,
aceptaremos la opinión del otro, no daremos nada por supuesto, preguntaremos, y
seremos coherentes con lo que decimos y lo que expresamos de una manera no
verbal.
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