domingo, 9 de junio de 2013

El médico que regresó del más allá



EL MÉDICO QUE REGRESÓ DEL MÁS ALLÁ

  • Eben Alexander cuenta su experiencia ultraterrenal en el best-seller internacional «La prueba del cielo»



Sostiene el doctor Alexander (un hombre alto y afable al que le gusta lucir pajarita), neurocirujano con 25 años de profesión, que el cielo existe. Él vivió hace cuatro una experiencia única que no fue un sueño y de la que ha regresado. Se definía como una persona escéptica (en el libro se refiere a sí mismo como «el hombre que era antes»). Sin embargo, después de la experiencia por la que estuvo un tiempo en coma, se decidió a escribir lo que había vivido. «La prueba del cielo» (Zenith) acaba de editarse en España. Todo empezó el 10 de noviembre de 2008. Tenía el médico 54 años y se despertó en mitad de la noche con un terrible dolor de cabeza. Trató de aliviarlo, pero no remitía. En un par de horas, la situación desembocó en un derrame cerebral. La bacteria E. coli había invadido su cerebro. La situación era de extrema gravedad.
Fueron siete días decisivos en su vida: «Viví una experiencia extraordinaria y decidí plasmarlo en un texto. Me cambió totalmente lo que viví. La meningitis severa había eliminado, temporalmente al menos, lo que tenía almacenado en mi cerebro. Los doctores que me atendieron no sabían cómo iba a salir de aquello ni cómo sería mi recuperación. Mi cerebro estaba seriamente dañado». Cuando regresó a la vida y sus colegas se dieron cuenta de que las secuelas eran prácticamente inexistentes, decidió que tenía que hacer partícipes a los demás de aquel viaje: «Escribí 20.000 palabras en seis semanas. Sabía que mi vida ya no iba a ser igual, que aquella experiencia me había cambiado para siempre. Anoté todo lo que recordaba e hice caso al consejo de mi hijo, no leer nada que se hubiera escrito antes sobre este tema», asegura. Él no vio un túnel, pero sí fue consciente de ascender por un valle estrecho y oscuro a través del cual llegó a otro con una luz impresionante. «Es el lugar más extraordinario y bello que jamás haya podido visitar», dice. ¿Qué vio? «¿Aves? ¿Ángeles? Estas palabras aparecieron en mi cabeza cuando estaba escribiendo mis recuerdos. Pero ninguna de ellas consigue hacer justicia a aquellas criaturas, totalmente distintas a cualquier cosa que jamás hubiese visto en este planeta. Eran más avanzadas. Superiores», escribe en el libro. Así, está seguro de que «hay otra vida, que la muerte no es un punto final. Me he enriquecido como profesional de la medicina y como persona. Ahora me considero mucho más un científico que antes, pero me doy cuenta de que el materialismo simplista que regía mi vida antes de caer en el coma no me da armas para explicar los grandes enigmas del universo. Me he replanteado mi lógica científica».
Regreso a la Iglesia
En el libro, Alexander cuenta cómo fue su regreso a la Iglesia: «Cuando iba antes, lo hacía por las razones que cualquiera, el compromiso social, la ayuda a los demás, el disfrutar con los sermones. Pero aquello se me quedó corto cuando descubría la verdadera razón: una celebración de la fe en Dios. Cuando regresé me sentí abrumado por las muestra de cariño. Fui entonces absolutamente consciente de la presencia de Dios y de su amor. Supe lo que significaba la Comunión: aceptar el amor incondicional de Dios. Y me conmovió». señala. El libro, traducido en 35 países, ha ocupado durante más de 25 semanas la cabecera de los más vendidos de «The New York Times». Su rostro se ha hecho popular en EE UU y su visita al programa de Oprah Winfrey fue un acontecimiento.
Un caso que ha llegado a Hollywood
La «fábrica de sueños» no tardó en poner al doctor Eben Alexander en el punto de mira de sus proyectos. Todo señala a que será Universal Pictures quien lleve a imágenes «La prueba del cielo» tras comprar los derechos para adaptar el libro. «Lo que viví fue tan personal que pensé que podría ser posible rodar una película sobre esto. Me parece que lo que describo en el libro, cómo era aquel lugar al que llegué, tiene muchas posibilidades cinematográficas. Creo, además, que lo que viví y de lo que me he dado cuenta tras mi recuperación merecen ser conocidos a nivel mundial», asegura Alexander.

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