Qué
reconfortante es poder aprender cada día algo nuevo. Para los que les pasa lo que a mí, aquí va
algo de información sobre ese fenómeno tan maravilloso y que, según el profesor,
podemos hacer más usual con el simple uso de una manguera.
Intentémoslo!!!
¿POR QUÉ EL
ARCOÍRIS
TIENE FORMA
DE ARCO?
La explicación a uno de los fenómenos más hermosos de la naturaleza
Las
gotas de lluvia, aunque habitualmente se representan en forma de lágrima, en
realidad son prácticamente redondas. Cuando un rayo de luz entra en una gota,
su luz se descompone en colores (como ocurre con la luz que atraviesa un vaso
de cristal, por ejemplo), y también cambia algo su dirección. Cuando esta luz
llega al lado opuesto de la gota e intenta salir de ella, una pequeña fracción
no lo consigue y se ve reflejada hacia atrás, casi saliendo de la gota por
donde había entrado. Es decir, las gotas de lluvia reemiten hacia atrás un
pequeño porcentaje de la luz con que son iluminadas, descompuesta en colores. Pero
no exactamente hacia atrás. Dado que las paredes de la gota son curvadas, como
resultado de reflejarse y refractarse entre tanta superficie curva, al final la
luz sale reemitida hacia atrás formando un ángulo de 138º respecto de la
luz incidente. Este ángulo es el que explica el arcoíris.
Supongamos
la siguiente situación. Tenemos el Sol a nuestra espalda, cerca del horizonte,
y a lo lejos frente a nosotros está lloviendo, y todas esas gotas de lluvia
están siendo iluminadas por el Sol. Todas ellas están reenviando hacia atrás
una parte de la luz del Sol, descompuesta en colores. Pero yo no veré esta luz
proveniendo de todas las gotas de lluvia, sino solo de algunas: de aquellas
que, respecto de mí, formen justo un ángulo de 138º con la luz del Sol, pues solo
en ese caso la luz reemitida hacia atrás llegará hasta mis ojos.
El
conjunto de todos los puntos de la cortina de lluvia que, respecto de mí,
forman un ángulo de 138º con la luz del Sol, es un aro, un anillo. Por
tanto en realidad deberíamos llamarlo «aro Iris», pero la parte inferior de
este aro queda cortada por el suelo (donde no hay gotas de lluvia), con lo que
lo vemos como un arco. En algunas circunstancias es posible ver el anillo al
completo, por ejemplo si estamos en el borde de una catarata y tenemos el
Sol a nuestra espalda y la espuma que genera la catarata está delante de
nosotros. O podemos fabricarnos uno: si tenemos una manguera de jardín con una
boquilla que nebulice el agua, y la ponemos en marcha delante de nosotros con
el Sol a nuestras espaldas, veremos el aro al completo.
Por
supuesto, en cuanto me mueva un poco hacia un lado, ya no me llegará la luz
procedente de las mismas gotas, sino de las que están al lado. Es decir, en
cada posición veo un arcoíris distinto. Dos personas que vean juntas un
arcoíris no verán exactamente el mismo: las gotas que reenvíen hacia nuestros
ojos la luz del Sol descompuesta en colores no serán las mismas gotas para uno
y para otro. Esto es más evidente cuando las gotas están más cerca de nosotros,
como en el caso de la manguera, o si nos movemos a gran velocidad, como cuando
vemos el arcoíris desde un coche en movimiento.
A
menudo veremos que el arcoíris no es único, sino doble (o incluso triple).
Esto es debido a que la luz dentro de la gota sufre más reflexiones antes de
salir de ésta (aunque a más reflexiones se va debilitando, y estos arcoíris
secundarios son cada vez más tenues; el arcoíris terciario es prácticamente
inapreciable). El segundo arcoíris sale hacia atrás formando unos 130º con la
luz incidente del Sol, con lo cual parece mayor. Por último, si el Sol está muy
alto sobre el horizonte (más de 40º), la localización del arco quedará por
debajo del horizonte, y no se verá arcoíris alguno.
Por Fernando Ballesteros, del
Observatorio Astronómico de la Universidad de Valencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario