jueves, 24 de octubre de 2013

Justicia - ¿igual para todos?




He tardado unos días en escribir sobre el tema  de la “doctrina Parot” porque me hervía la sangre.
De lo que sí me he dado cuenta es que casi 46 millones de españoles estábamos errados con respecto a la justicia española. ¿Quién ha dicho que es lenta?  Para nada, y si no fijaos en lo rápida que ha sido con los “asesinos de ETA”.  No habían pasado ni 48 horas y ya se había reunido todos los magistrados y dejado en libertad a una mujer que ha cometido 24 asesinatos, a sangre fría. Detrás de ella más y más…..
Otra cosa es la justicia para los ciudadanos de a pié, para esos la demora puede ser por tiempo indefinido y, para más “inri”, si te descuidas,  te condenan a penas tremendas por el mero hecho de que se te haya podido pasar poner alguna cosa en la declaración de la renta.
Inés del Río se llama la susodicha y ha salido de la cárcel habiendo cumplido tan sólo 26 años y 3 meses de los más de 3.824 a los que había sido condenada, es decir, su bajeza humana le ha salido baratita, un año por cada inocente asesinado.
Todo esto con la aquiescencia de los 17 miembros de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional que han acordado, con una celeridad pasmosa y por unanimidad, su excarcelación.  Dicen, como justificación, que la sentencia de Estrasburgo les obliga a excarcelar a la terrorista.
Pero ahí no queda la desfachatez porque el fiscal superior del País Vasco,  Juan Calparsoro, ha señalado que se «resiste» a llamar «terrorista o asesina» a la etarra Inés del Río, «porque lo ha sido sin duda, pero ya no lo es», ya que «ha tenido 26 años de cumplimiento efectivo de condena» y, por tanto,  «ya ha cumplido con la sociedad».
Cuando la he visto en los periódicos sonriendo y en compañía, entre otros, de su hijo, he pensado ¿esta “tía” le amará? y cuando me he preguntado por los sentimientos de este hijo para con su madre, me he dicho ¿este hijo estará orgulloso de su progenitora?
Si en circunstancias normales de la vida un asesinato es algo que, como mínimo, hunde en la miseria (anímicamente hablando) a la familia del asesino ¿cómo es que esta “gentuza” se puede vanagloriar de haber matado a tanta gente? ¿no pueden, por lo menos, disimular y no reírse tan fácilmente cuando van por la calle o cuando se cruzan con las familias de los asesinados? ¿No se les retuercen las entrañas? Y a los responsables de sus sentencias ¿cómo pueden dormir tranquilos sabiendo que han cometido una injusticia tan tremenda?
Creo que todos, de verdad lo pienso, cuando nos quedamos  a solas y nos miramos al espejo vemos reflejado nuestro verdadero valor humano (para algunos valor inhumano) Espero, por el bien de la raza humana, que la gente de esta calaña –la que mata con premeditación y alevosía, la que  deja en libertad sin deber hacerlo, etc., etc…- tarde o temprano se avergüence  de su proceder. 

Qué bien explica la triste realidad que vivimos la viñeta que os adjunto.





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