miércoles, 2 de abril de 2014

Los esclavos de hoy - Capitalismo salvaje




Maldito dinero que hace “esclavos” a los que le sirven y a los que les sirven.






CAPITALISMO SALVAJE: LOS ESCLAVOS DE HOY

Pablo Bilsky (REDACCIÓN ROSARIO)
 

La película ganadora del Oscar Doce años de esclavitud ofrece una mirada emotiva y algo simplificada de aquel flagelo durante el siglo XIX. Pero la esclavitud no es cosa del pasado. Según un reciente informe de la Fundación Walk Free existen actualmente más de 29 millones de personas en esa situación en todo el mundo. Y las beneficiarias del horror son grandes empresas que producen mercancías que consumimos todos, sin siquiera imaginar tan vil trasfondo, prolijamente encubierto por los medios hegemónicos.
La ganadora del Oscar a Mejor Película Doce años de esclavitud está basada en la autobiografía de Solomon Northup, un mulato afroamericano nacido libre en el estado de Nueva York que fue secuestrado en Washington D. C. en 1841 para ser vendido como esclavo y que trabajó en plantaciones en Louisiana durante 12 años hasta su liberación. El film ofrece las típicas simplificaciones dicotómicas entre malos muy malos y buenos muy sufridos y sumisos que tanto gustan a la corrección política de Hollywood. El guión escamotea, y no casualmente, las rebeliones de esclavos organizados que sí se mencionan en el libro original. Pero no: en el film los esclavos sólo aparecen como dolientes víctimas pasivas. La maldad de los malísimos esclavistas, por otra parte, no está puesta en su contexto económico ni político. La esclavitud fue un gran negocio durante siglos. Y lo sigue siendo, porque no es un hecho del pasado. Los malos malísimos y perversos no son individuos sino empresas. Pero en esta etapa del capitalismo actual, a la hora del reparto de odios y abominaciones, y salvo honrosas excepciones, las grandes corporaciones cuentan con la cobertura y el buen trato cómplice de los medios hegemónicos al servicio de los poderes fácticos.
Los grandes medios hegemónicos intentan convencernos de que los malos de la película social son siempre otros. Los propagandistas de las grandes corporaciones aleccionan a ciertas porciones aturdidas de los sectores medios para que crean que los trabajadores, los jubilados, los militantes, los gobiernos populistas y los que reciben subsidios son los verdaderos agentes luciferinos.

“La esclavitud es ilegal en todos los países, sin embargo, millones son esclavizados por los criminales violentos, las tradiciones arcaicas y la codicia brutal. Como los medios de comunicación descubren historias impactantes de la esclavitud moderna, más y más personas están tomando conciencia de la necesidad de tomar medidas. Las razones por las que la esclavitud todavía existe son complejas. En muchos países, la lucha contra la esclavitud no es una prioridad. En otros países, las leyes existentes no se hacen cumplir. En otros, ciertas formas de esclavitud son tan comunes que casi se considera normal. Estamos decididos a cambiar esta situación. Free Walk tiene como meta ser la generación que acabe con la esclavitud moderna”, señala la página de la Fundación Walk Free (“Caminar libre”).
Según la Organización Internacional para la Migraciones, fuente citada en la página de Walk Free “la mayoría de las personas que son víctimas de trata de esclavos tienen hoy entre 18 y 24 años de edad”. Pero hay esclavos mucho más pequeños: “Las víctimas de la esclavitud pueden tener hasta cinco o seis años de edad, niños a quienes se les robó la niñez. Adolescentes que buscan una vida mejor pueden quedar atrapados en un trabajo lejos de su hogar que se vuelve una pesadilla. Según estudios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) la esclavitud moderna “genera ganancias de más de 32 mil millones al año para los esclavistas”. El informe señala además que “no es un problema de países pobres nada más: casi la mitad de ese total, unos 15 mil millones, “se produce en países ricos e industrializados”.
En la Argentina
Y aquí en la Argentina, y más allá de los informes de fundaciones y organizaciones internacionales, se han denunciado casos en las zonas de quintas cercanas a Rosario y en explotaciones rurales a lo largo y ancho de todo el territorio nacional. De todos modos, y gracias a la prédica machacona de los medios de comunicación al servicio de las corporaciones, “el campo”, así dicho, como concepto vago y general, sigue teniendo un aura de lugar idílico, el viejo locus amoenus horaciano, más allá de alguna que otra evasión impositiva y un poquito de trabajo esclavo.

El 3 de febrero de este año, con el título “Algunos creen que terminó la esclavitud, pero no es así” el diario Página|12 publicó una investigación que revela que “el ex gobernador de Misiones Ramón Puerta será demandado penalmente por el delito de trata de persona (trata laboral) luego de que el Renatea encontrara a 32 peones rurales en condiciones infrahumanas en uno de sus campos, la Estancia I Pora, ubicada en el Departamento Garupa, Misiones”.
En la nota, firmada por Sebastián Premici, se señala que “otros 24 peones que trabajan en el mismo establecimiento, pero no vivían ahí, tampoco estaban registrados” y se agrega que “Puerta utilizó la figura de los contratistas para conseguir peones rurales, pero según la nueva ley de trabajo agrario, el principal responsable por la situación de los trabajadores es el dueño de la estancia”. La normativa mencionada, señala la nota, fue sancionada en diciembre de 2011 cuando Puerta todavía era diputado nacional, aunque estuvo ausente a la hora de votar. “El escenario encontrado por los inspectores del Renatea y otras autoridades de la provincia era desolador: carpas que se venían abajo, colchones llenos de bichos, comida en mal estado y sin agua potable para beber. La denuncia fue realizada por uno de los trabajadores explotados, Ramón Piñeiro, quien también acusó al gremio de la Uatre por la desprotección”.
Según reproduce la página de la Fundación Free Walk, el Departamento de Trabajo de los Estados Unidos calcula que se utilizan esclavos en la producción de por lo menos 122 productos en 58 países de todo el mundo. “Una investigación oficial del gobierno de EE. UU. identificó muchos productos, por ejemplo, diamantes de África, ladrillos de Brasil y langostinos de Asia Sudoriental, que se suelen producir con trabajo de esclavos. En todo el mundo, muchas personas son obligadas a trabajar mediante amenazas de violencia a cambio de una remuneración mínima o nula, para producir cosas que usamos a diario, como pelotas de fútbol, flores y chocolates”, señala la página de Walk Free reproduciendo en informe oficial de los EE.UU. Grandes marcas de ropa, indumentaria y electrónica esconden detrás del glamour de sus bellos diseños la sangre y el barro de la esclavitud moderna.
“Actualmente existen 29,8 millones de esclavos distribuidos en 162 países bajo diferentes formas de esclavitud, según un “Índice Mundial de Esclavitud” de Walk Free, que publicado por primera vez en Londres en octubre 2013 y se publicará cada año para promover políticas de erradicación de la esclavitud.

Mientras Hollywood se regodea en las formas más cínicas de la “corrección política” y los grandes medios hegemónicos encubren a las empresas y los grandes productores agrícolas que se benefician con el trabajo esclavo, millones de personas continúan padeciendo las formas más espantosas de explotación. Derramar algún lagrimón viendo Doce años de esclavitud, enviar un twitt, o etiquetar con un “Me gusta” alguna denuncia contra la esclavitud en alguna red social no parecen suficientes, al menos hasta ahora, para terminar con la cara más antigua y feroz del capitalismo.


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