Nunca
te acostarás sin saber una cosa más, dice el refranero popular español. Aquí va una noticia que seguro muchos de
vosotros no sabíais, así que ahora sabemos ya esa cosa que nos faltaba antes de
meternos en la camita.
Las tendencias del verano
EL
ESTAMPADO QUE EMPEZÓ
CON
UNA MANCHA DE ZUMO
- Lilly Pulitzer, fallecida el día 7, hizo furor con sus estampados tropicales
- Comenzó a diseñar vestidos para disimular las manchas de zumo
- En homenaje a la reina del dibujo, repasamos los estampados de este verano
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Acababa de
inaugurar su puesto de zumos en Palm Beach, cuando Lilly Pulitzer -una
'socialité' sin necesidad de trabajar pero mucho tiempo libre- se dio cuenta de
que necesitaba un vestido que disimulase los manchurrones de naranja y pomelo.
Así nacerían los estampados tropicales con los que
hizo furor en los años 60, repletos de palmeritas, juguetones flamencos
o cocodrilos y colores a primera vista incompatibles. En homenaje a la reina
del dibujo estival -fallecida hace una semana a los 81 años-, hemos recopilado
los estampados más veraniegos de esta temporada.
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"Diseño
colecciones sobre lo que quiera que golpee mi gusto.... frutas, verduras, políticos o pavos reales",
dijo Pulitzer en una entrevista en 2009. "Fue un cambio total de vida para
mí, pero hice a la gente feliz", añadía.
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En efecto,
nada hacía pensar en sus orígenes que Lilly se dedicaría al diseño de modas. De
una familia acaudalada del estado de Nueva York, siendo una veinteañera conoció
a 'Peter' Herbert Pulitzer Jr (nieto del periodista Joseph Pulitzer, fundador
de los premiso del mismo nombre) en Palm Beach. En 1952, Lilly se fugó con el
joven heredero, se casaron y se instalaron en la finca de los Pulitzer, entre
plantaciones de cítricos.
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Precisamente,
echó mano de aquellas frutas para llenar su tiempo tras ser ingresada por
ataques de ansiedad, en 1957. "Me volví loca. Era una insípida; la gente
siempre tomaba las decisiones por mí. El médico me
dijo que debía encontrar algo que hacer", explicaba en una
entrevista concedida a People en los años 80.
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Y lo que
hizo fue inaugurar un puesto de zumos en Worth Avenue -algo así como el Rodeo
Drive de Florida- con una amiga que había sido editora en Harper's Bazaar,
Laura Robbins. Ambas se dieron cuenta de que debían ponerse algo que disimulase
los manchurrones de aquellas frutas. ¿Por qué no un vestido estampado de
colores imposibles?
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"Así
que fui a una tienda de saldos,
compré tela, la llevé a la costurera y lo hizo", relató en
una entrevista con la revista W. Los vestidos ideados por Lilly -quien no sabía
coser- comenzaron a venderse en el propio stand por 22 dólares y a ser tan
famosos en Palm Beach como lo eran sus fiestas en
las que recibía descalza. En 1961 abrió tienda propia, cómo no,
en Worth Avenue. Las damas del condado llamaban a aquellos vestidos (de
algodón, sencillos patrones sesenteros y con forro, ya que Lilly evitaba la
ropa interior para combatir el calor de Florida) simplemente 'lillys'.
· El 'lilly' de Jackie Kennedy
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El éxito se
extendió más allá de los límites de Florida cuando una antigua compañera de
colegio -Jacqueline Bouvier, que por entonces ya se había convertido en Jackie
Kennedy- fue fotografiada con un 'lilly' de lunares mientras pasaba unas vacaciones en Capri con su
hermana, allá por 1962.
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"Estaba
hecho de material de cortina de cocina y la gente se volvió loca",
explicaría después la diseñadora. Tras ese espaldarazo, en la década de los 60
y 70 la firma Lilly Pulitzer (Lilly mantuvo el apellido tras separarse de
'Peter' e, incluso, tras casarse con un cubano de aires aristocráticos) llegó a
vender 15 millones de dólares.
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"Sin ni
siquiera intentarlo, Lilly prometía un chapuzón en el estilo de vida de Palm Beach despreocupado y
bañado por el sol por sólo el precio de un vestido", decía
en 2004 un artículo publicado en el Palm Beach Post sobre la que consideraban
"nuestra Lilly". "La vida de Lilly es divertida. Es colorida y
es feliz. No sé por qué alguien no va a querer sentirse de ese modo",
comentaba para el diario Jay Mulvaney, autor de un libro sobre la diseñadora
junto a la propia Pulitzer.
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Lo cierto es
que en las últimas décadas la divertida vida de Lilly se había apartado del
negocio, manteniéndose sólo como asesora. Sin embargo, ese alegre espíritu
pervive en los diseños de la marca (tras suspender pagos en 1984, en 1993 la
marca fue resucitada y aún sobrevive) como sucede con cualquier estampado
veraniego. Palmeras, pájaros exóticos, frutas... todos transmiten aquellas
sensaciones que muchos veían en la diseñadora. Como decía una de sus acólitas
en el diario local, "¿cómo
puedes sentirte soso y gris cuando vistes estas prendas?".
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