Vaya, vaya con la ensaladita.
Lo mejor para no engordar es: No
comerrrrr, es decir, cerrar la boca jaaaaaa
ENSALADAS,
CUIDADO CON LO QUE AÑADES
Algunos
ingredientes y aderezos convierten una opción ligera en un plato altamente
calórico
«Hoy ceno ligero. Voy a
hacerme una ensalada». Cuántas veces
hemos hecho esta declaración de intenciones y hemos acabado preparando un plato
que se parece a cualquier cosa menos a una ensalada. A saber: quesos grasos,
cebolla frita, bacon, pollo rebozado, crutons,
salsas de bote... Y luego ponemos cuatro hojas de lechuga. En nuestro afán de
elaborar un plato único y sabroso convertimos una alternativa sana en
algo altamente calórico y con más grasas que un chuletón. «La base de una
ensalada tienen que ser los vegetales, si no predominan, estamos ante otra cosa»,
señala a a ABC el doctor Vicente Pascual, miembro del Grupo de Trabajo de
Nutrición de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen).
Otro de los
errores que solemos cometer es pasarnos de cantidad. «Como es plato único, hay
gente que utiliza una ensaladera familiar para una sola persona. Con un
plato hondo de tamaño normal lleno de vegetales hasta arriba es suficiente»,
explica a ABC Elena Pérez Montero, nutricionista del Hospital
Universitario Quirón Madrid. Si la queremos de guarnición, será
suficiente con la mitad de un plato llano.
Incluir una
ensalada en nuestra dieta diaria, ya sea como plato principal o como
acompañante, es una buena manera de aumentar la ingesta de vegetales. Tenga en
cuenta que, según un reciente estudio de la Universidad de California,
publicado en «Journal of Epidemiology and Community Health», comer siete piezas de verduras y frutas al día reduce el
riesgo de muerte a cualquier edad en más de un 40%. Además, al
comerlos frecos, «aprovechamos mejor sus vitaminas y minerales», añade la
nutricionista.
Para
convertirla en un plato completo podemos aumentar la proporción de
carbohidratos añadiendo algo de pasta, arroz o patata; la grasa queda cubierta
con el
aceite de oliva, que es cardiosaludable, y las proteínas en forma de
pescado, carnes magras, frutos secos, huevo duro, queso fresco, etc. Pero
controlando las cantidades. Por ejemplo, con el aceite de oliva,
especialmente cuando añadimos pescados en conserva que ya lo incorporan, o aceitunas y aguacate,
ricos en ácido oléico. «Lo justo son cinco gramos de aceite (una cuchara de
postre) para una ración de ensalada», apunta la doctora Carmen Gómez Candela,
jefa del Servicio de Nutrición del Hospital Universitario La Paz. Piense que una
cucharada sopera de aceite de oliva son unas 90 calorías y que lo
recomendable es no pasarse de cuatro al día.
Salsas con grasas y azúcares
Además del
tradicional aceite y vinagre, ahora podemos encontrar en el supermercado gran
variedad de aderezos. Tenga cuidado. Algunos disparan las calorías
del plato y son poco recomendables por su alto contenido en grasas, azúcares y sal. «Pueden tener casi el doble
de calorías que una cucharada de aceite y más aditivos», advierte Pérez
Montero. Incluso algunas presentaciones comerciales del tan de moda vinagre
de módena incluyen caramelo o azúcares añadidos, por lo que hay que moderar
su consumo. «El aporte extra de azúcares refinados no es aconsejable»,
advierte el doctor Vicente Pascual. Mire siempre la etiqueta.
«En la medida
de lo posible es recomendable hacer las salsas en casa», aconseja la
doctora Gómez Candela. Para ello, puede utilizar condimentos ligeros que dan
sabor y no tienen apenas calorías como las especias, las hierbas, el yogur o
el vinagre.
Qué ingredientes podemos añadir
Verduras y hortalizas: Son la base de la ensalada. Aportan antioxidantes,
hidratos de carbono, vitaminas, minerales y fibra.
Legumbres: Las lentejas,
los garbanzos y las alubias tienen antioxidantes, fibra, y proteínas en
cantidad igual a la carne, pero sin grasa.
Fruta: Una carga
extra de vitaminas y antioxidantes. Si se mezclan los cítricos con las
lentejas, el hierro se absorbe mejor.
Frutos secos: Muy
calóricos, pero unas nueces, avellanas o almendras aportan antioxidantes y
omega 3, beneficioso para el corazón.
Aceite de oliva y aceitunas: Ricos en ácido oléico, cardiprotector, vitamina E y
polifenoles.
Aguacate: Muy saciante.
Tiene vitaminas, minerales, aminoácidos esenciales, proteínas de alta calidad,
y es alto en ácido oleico.
Huevo: Contiene
proteínas de la más alta calidad, vitaminas A, E y D; lecitina, vitamina B12 y
ácidos grasos como el omega 3.
Carnes magras: El pollo y el
pavo aportan proteínas sin añadir demasiadas calorías siempre que lo tomemos a
la plancha o cocido.
Pescados: El atún en
conserva es un clásico, pero también se pueden añadir otros pescados hervidos o
sellados en la sartén.
Quesos: Si se quiere
cuidar la línea mejor optar por los bajos en grasa. Atención con la mozzarella,
que parece ligera, pero es de los que más grasa contiene.
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