Queridos amigos. Os adjunto estos comentarios del Papa
Francisco que me han parecido interesantes y llenos de sentido, como casi todo
lo que nos trasmite.
Reconozco que he estado vaga y no he colgado
nada en bastantes días, pero es que el calor me agobia y, además, tengo una
rodilla fastidiada con “j” y el dolor contínuo me hace estar un poco depre. A
ver si me llaman para operarme en septiembre aunque, como las cosas de palacio
van despacio, no las tengo todas conmigo.
Buen verano!!!!
LOS DIEZ CONSEJOS DEL
PAPA FRANCISCO PARA ALCANZAR
LA FELICIDAD
Vivir y dejar vivir, jugar, ayudar a otros, cuidar la naturaleza, buscar la paz, respetar a los demás y olvidarse rápido de lo negativo son algunos de los diez consejos para alcanzar la felicidad que el papa Francisco dio en una entrevista a un medio argentino, recogida por EFE.
Vivir y dejar vivir, jugar, ayudar a otros, cuidar la naturaleza, buscar la paz, respetar a los demás y olvidarse rápido de lo negativo son algunos de los diez consejos para alcanzar la felicidad que el papa Francisco dio en una entrevista a un medio argentino, recogida por EFE.
"Viví y
dejá vivir, es el primer paso de la paz y la felicidad", dijo el sumo
pontífice. Como parte de este decálogo para la felicidad, Francisco recomendó
no dejar de brindarse a los demás pues "si uno se estanca, corre el riesgo
de ser egoísta" y "el agua estancada es la primera que se
corrompe".
También
aconsejó moverse "remansadamente", término que tomó de un clásico de
la literatura argentina.
"En 'Don
Segundo Sombra' hay una cosa muy linda, de alguien que relee su vida. Dice que
de joven era un arroyo pedregoso que se llevaba por delante todo; que de adulto
era un río que andaba adelante y que en la vejez se sentía en movimiento, pero
lentamente remansado. Yo utilizaría esta imagen del poeta y novelista Ricardo
Güiraldes, ese último adjetivo, remansado. La capacidad de moverse con
benevolencia y humildad, el remanso de la vida", sostuvo.
Otra de las claves
está en la "sana cultura del ocio", disfrutar de leer, el arte y los
juegos con los niños.
"Ahora
confieso poco, pero en Buenos Aires confesaba mucho y cuando venía una mamá
joven le preguntaba: '¿Cuántos hijos tenés? ¿Jugás con tus hijos?' Y era una pregunta
que no se esperaba, pero yo le decía que jugar con los chicos es clave, es una
cultura sana. Es difícil, los padres se van a trabajar temprano y vuelven a
veces cuando sus hijos duermen, es difícil, pero hay que hacerlo",
recomendó.
En la misma línea,
bregó por los domingos compartidos en familia.
"El otro
día, en Campobasso, fui a una reunión entre el mundo de la universidad y el
mundo obrero, todos reclamaban el domingo no laborable. El domingo es para la
familia", afirmó.
Asimismo,
aconsejó ayudar en forma creativa a los jóvenes a conseguir un empleo digno.
"Hay que
ser creativos con esta franja. Si faltan oportunidades, caen en la droga. Y
está muy alto el índice de suicidios entre los jóvenes sin trabajo. El otro día
leí, pero no me fío porque no es un dato científico, que había 75 millones de
jóvenes de 25 años para abajo desocupados. No alcanza con darles de comer: hay
que inventarles cursos de un año de plomero, electricista, costurero. La
dignidad te la da el llevar el pan a casa", dijo.
También
recomendó cuidar la naturaleza y olvidarse pronto de lo malo que afecta la
vida.
"La
necesidad de hablar mal del otro indica una baja autoestima, es decir: yo me
siento tan abajo que en vez de subir, bajo al otro. Olvidarse rápido de lo
negativo es sano", dijo.
Asimismo,
invitó a dejar de lado el proselitismo religioso para contagiar la fe desde un
diálogo que no se impone.
"Podemos
inquietar al otro desde el testimonio, para que ambos progresen en esa
comunicación, pero lo peor que puede haber es el proselitismo religioso, que
paraliza: 'Yo dialogo contigo para convencerte', no. Cada uno dialoga desde su
identidad. La Iglesia crece por atracción, no por proselitismo", aseguró.
Su último
consejo fue el de buscar activamente la paz.
"Estamos
viviendo en una época de mucha guerra. En África parecen guerras tribales, pero
son algo más. La guerra destruye. Y el clamor por la paz hay que gritarlo. La
paz a veces da la idea de quietud, pero nunca es quietud, siempre es una paz
activa", aseguró.
El Papa dijo que
su nominación al Nobel de la Paz no forma parte de su "agenda".
"Nunca
acepté doctorados y esas cosas que ofrecen, sin despreciar. Ni se me ocurre
pensar en eso, y menos voy a pensar qué haría con esa plata, con toda
franqueza. Pero evidentemente, prescindiendo de un premio o no premio, creo que
todos tienen que estar comprometidos con el asunto de la paz, hacer todo lo que
uno puede, lo que puedo hacer yo desde acá. La paz es el lenguaje que hay que
hablar", dijo.
En la
entrevista, Francisco también contó la historia de la medalla del Sagrado
Corazón de Jesús que lleva en el pecho.
"Es de una
señora que ayudaba a mi mamá a lavar la ropa, cuando no había lavarropas, con
la tabla, a mano. Éramos cinco nosotros, mamá sola, esta señora venía tres
veces por semana a ayudarla", contó.
Recordó que era
una mujer de Sicilia, que había emigrado a Argentina con dos hijos, viuda,
después de que su marido muriera en la guerra.
Francisco se
reencontró con la mujer cuando ya era una anciana y la acompañó durante diez años,
hasta su muerte.
"Pero unos
días antes se sacó esta medalla y me dijo 'quiero que la lleves vos', y todas
las noches cuando me la saco y la beso y todas las mañana cuando me la pongo,
la imagen de esa mujer se me aparece. Era una anónima, nadie la conocía, pero
se llamaba Concepción María Minuto. Murió feliz, con una sonrisa, con la
dignidad de quien trabajó", contó el Papa.
Francisco
reveló que es gracias a esta mujer que él le tiene tanto cariño a las empleadas
domésticas, "que tienen que tener todos los derechos sociales".